La periodista Lydia Cacho reaccionó a la muerte del empresario condenado.

Por Gabriela Díaz | Reportera

Reacciones iniciales La muerte de Jean Succar Kuri sacudió a México esta semana. Lydia Cacho, periodista y autora, expresó su sentir en redes sociales. “El fin de la pesadilla”, escribió.

Cacho se refirió a las víctimas del empresario libanés. Succar Kuri lideró una red de pornografía y abuso infantil. Su muerte trae alivio a quienes sufrieron su maldad.

Lydia Cacho no sólo investigó estos crímenes. Se convirtió en activista y defensora de las víctimas. Su labor tuvo consecuencias severas.

Secuestrada y torturada

Una valiente periodista Cacho fue perseguida, secuestrada y torturada. Las amenazas de muerte fueron constantes. Sin embargo, no cesó en su misión.

La publicación de «Los Demonios del Edén» marcó un hito. Cacho reveló la red de pederastia de Succar Kuri. Esto provocó la ira de poderosos involucrados.

Los Demonios del Edén El libro expuso a Succar Kuri y sus cómplices. Cacho enfrentó represalias, pero continuó. Su valentía permitió que se hiciera justicia.

Capítulo oscuro

Succar Kuri fue condenado a 112 años de prisión. Cumplía su sentencia en el Cefereso de Cancún. Su muerte pone fin a un capítulo oscuro.

Impacto en las víctimas Cacho compartió conversaciones con sobrevivientes. Jóvenes, mujeres y hombres que sufrieron desde temprana edad. Sus palabras reflejaron el alivio.

La periodista describió el sentimiento de las víctimas. “Para ellas y ellos la muerte del pederasta significa el fin de la pesadilla”. Este mensaje resonó en la sociedad.

Proteger a las víctimas

Una lucha sin tregua Lydia Cacho no se limitó a escribir. Su activismo la llevó a proteger a las víctimas. Luchó contra la impunidad y la corrupción.

A pesar de los riesgos, Cacho perseveró. Su trabajo tuvo un impacto duradero. Las autoridades tomaron medidas más estrictas.

Un legado de justicia El caso de Succar Kuri motivó cambios legales. Cacho contribuyó a que la justicia prevaleciera. Su labor continúa inspirando a muchos. –sn–