Los viejos rockeros nunca fallan: Robe

Por Fermín Cabanillas | Corresponsal | EFE

Sevilla.- Cuando Miguel Ríos grabó ‘Los viejos rockeros nunca mueren’ en 1979, un chaval de Plasencia (Cáceres) de 17 años andaba pensando que la música, el rock, los escenarios, serían la forma ideal de enfrentarse a la vida. Hoy, ese chaval acaba de cumplir 62, y Roberto Iniesta, Robe por los siglos de los siglos, es un rockero de los que no solo nunca mueren, sino que tampoco fallan.

Aquel chico cacereño iba a dejar los estudios antes de tiempo, y mientras la Movida Madrileña campaba a sus anchas por el Madrid del OTAN sí-OTAN no, él comenzaba a escribir sus primeras canciones para el recién nacido ‘Dosis letal’, su primer grupo. Aún no lo sabía, pero había creado el génesis de ‘Extremoduro’, el grupo que hizo eterno al rock con voz de Robe desde 1987.

Robe se ha plantado esta noche en el Icónica SantaLucía Sevilla Fest, un festival que, en la Plaza de España de Sevilla, se ha convertido en una enorme convención de gente que peregrinaba desde toda España para verle, seis días después de llegar a Zaragoza y nueve antes de viajar a Alicante.

Nuevo disco

Es parte de la gira ‘Ni santos ni inocentes’, concebida para dar a conocer su nuevo disco, ‘Se nos lleva el aire’, pero que, y es inevitable, es todo un homenaje a casi 40 años de carrera tanto desde el grupo que formó como ahora encabezando una banda a la que da su propio nombre.

Una gira que, en Sevilla, ha puesto al placentino sobre el escenario cuando faltaban 12 minutos para las once de la noche, por encima de las 22.30 en la que, puntualmente, empiezan los conciertos de este festival sevillano. Ha saludado dando a sus miles de seguidores su ‘Destrozares’, fruto de su disco de 2016, tras entrar en escena guitarra en mano, sin prisas, acariciando la noche y disfrutando el momento.

“Qué denso sale el sol”, canta, con seis músicos arropándole, hasta con un violinista. “Buenas noches a todo el mundo”, y el concierto ya está lanzado.

Guitarra en mano y sin prisas

A partir de ahí, Robe no ha parado. Su concierto es una prueba de que, posiblemente, acertó al iniciar su carrera en solitario, buscando un estilo más pop-rock que el que le unía a Extremoduro, más englobado en un formato musical que le ha hecho llegar hasta el Museo del Prado, con cuadros de Velázquez, Tiziano y Caravaggio mezclados en sus redes sociales con su canción ‘El poder del arte’.

Agradecido, y emocionado

‘La canción más triste’, ‘A la orilla del río’, ‘El hombre pájaro’…, la voz de Robe y su banda, en perfecta unión, han ido soltando su repertorio ante su gente. “Gracias por venir a verme”, agradece a quienes, sin el móvil grabando, le estaban viendo de verdad, disfrutando de su ídolo.

El repertorio elegido para esta gira cuenta con una veintena de canciones, y no falta, para despedirse e irse a otros lares, ‘Ama, ama, ama y ensancha el alma’, canción nacida del alma de Extremaduro en 1992, un año emblemático para la ciudad de Sevilla, donde esta noche, sin duda, ha hecho la parada más icónica de su gira.

La vida del Icónica sevillano no para. Nada más despedirse Robe se ha comenzado a desmontar el escenario y a montar el de la ‘Bigsound’, el Festival de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia que sale por primera vez de esta ciudad, transformando la Plaza de España en el epicentro de la música urbana, con Myke Towers, Ana Mena, Ptazeta, Cali y El Dandee y un artista sorpresa, desde poco antes de las 20.00 horas de este sábado.

Pero eso, igual que toda la gira que le queda a Robe por delante, su enorme capacidad para llenar un escenario solo con su guitarra, su timbre de voz de extremeño de los que nacen pegados al Valle del Jerte, o sus secretos para mantener fiel a una audiencia donde hay muchos veinteañeros, ya es otra historia. –sn–