Nurit Martínez y Cristina Pérez-Stadelmann
Las puertas color guinda se abrieron hace 18 meses en la penumbra de la madrugada, bajo la vigilancia de un grupo táctico Tiburón. Al bajar de la ambulancia 4289, entre el malestar de la presión elevada por el impacto de la detención, Elba Esther Gordillo tuvo ante sí las paredes color crema de la sala de urgencias de este hospital. El espacio es reducido. Aquí todo es austero. La decisión en ese cuarto de choque es que la reclusa residirá en el asilado 2, uno de los siete espacios exclusivos que se tienen dedicados para los 42 mil reos de la ciudad de México.
Una vez que se formaliza el ingreso en ese sótano, la ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) pasa la puerta abatible de madera. Ante sí, un corredor de piso blanco. Al paso de cada una de las áreas las rejas se abrieron y cerraron, de ese que hasta hace unos años era un centro siquiátrico.
Gordillo Morales, acusada de lavado de dinero y uso indebido de las cuotas sindicales de más de un millón y medio de maestros de educación básica, estuvo acompañada hasta el piso número dos en donde se encuentran los tres aislados para mujeres. En la torre aledaña están los cuatro espacios para varones, uno de ellos ocupado desde hace 14 meses por el ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier.

