México es uno de los países más ciberatacados: académicos de la UNAM

México es uno de los países más ciberatacados

Por Martín García | Reportero

La ciberseguridad es una labor de todos; es un asunto que más allá del software y el hardware, alcanza al factor humano.

Nueve de cada 10 ciberdelitos podrían prevenirse si hubiera mayor concientización de esta problemática, de la cual nadie está a salvo, ya que va de la vida cotidiana de las personas, sujetas a robo de identidad o de sus datos personales, hasta la seguridad nacional y acciones específicas en el campo de la defensa de los estados, señalaron especialistas.

En la mesa de debate La ciberseguridad en el contexto de las Relaciones Internacionales, efectuada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Yadira Gálvez Salvador, docente de esta entidad académica, lo afirmó.

Asuntos que llegaron para quedarse

El tema de la ciberseguridad y la ciberdefensa son asuntos que llegaron para quedarse en la agenda de los estudios de seguridad y que se deben entender en una dimensión amplia, transversal.

El ciberespacio, dominio estratégico y área de confrontación, tiene características particulares; es un lugar creado, desarrollado y operado por personas, que trasciende las lógicas geopolíticas tradicionales, y donde las amenazas y ataques son llevados a cabo por una multiplicidad de actores.

La seguridad va más allá del ámbito militar y de defensa, incluye otras áreas relacionadas con la protección de los sistemas políticos, la parte esencial de la economía y demás elementos que garantizan la viabilidad y la supervivencia de un Estado y de las sociedades.

Retos sustantivos

A nivel internacional, expuso Gálvez Salvador, se enfrentan dos retos sustantivos: que las organizaciones criminales están utilizando el ciberespacio para mejorar sus capacidades y mantener su dinámica de delinquir.

“Se ha potenciado la operación y capacidad de la criminalidad organizada trasnacional, que usa el ciberespacio para llevar adelante distintas operaciones y actividades como pornografía infantil, movimiento de drogas a través de aplicaciones”, etcétera.

El segundo, el uso que actores no estatales efectúan del ciberespacio, entre ellos el Estado Islámico que envía mensajes y acorta los tiempos entre sumar adeptos y la radicalización para lograr penetración mayor de su comunicación. Ante esos desafíos, las respuestas de los estados deben ser integrales, aseveró. –sn–