Juventud en Tiempos de Cambio: Desafíos y Oportunidades
Por Martín García | Reportero
En un mundo poblado por una generación de mil 800 millones de jóvenes, donde casi una cuarta parte de la población tiene edades comprendidas entre 10 y 24 años, se levanta una voz que clama por protección y oportunidades.
En México, con 33 millones de jóvenes entre los 12 y los 29 años, esta necesidad es aún más apremiante, señaló el coordinador del Seminario de Investigación en Juventud de la UNAM, José Antonio Pérez Islas.
Explicó que el bono demográfico, que alguna vez prometió mejoras, se convierte en un desafío. La pandemia de la desigualdad, como la ONU la llama, ha exacerbado las brechas, especialmente en ámbitos cruciales como la educación y el empleo.
Crisis y desigualdad
La crisis sanitaria por la COVID-19 no solo ha marcado un punto de quiebre en la historia, sino que ha resaltado las desigualdades existentes.
El ámbito educativo ha sido uno de los más afectados. Casi 5.2 millones de jóvenes quedaron excluidos de las aulas, atrapados por la falta de recursos que les impidió conectarse a las clases virtuales.
Muchos de ellos no regresaron cuando la emergencia sanitaria cesó, profundizando la brecha educativa.
Perspectivas limitadas
En el terreno laboral, los jóvenes enfrentan tasas de desocupación que duplican las del desempleo general.
Para aquellos en zonas marginales, las opciones se vuelven aún más limitadas, empujándolos a sectores informales e incluso ilegales, como el crimen organizado.
Programas como «Jóvenes Construyendo el Futuro» se han quedado cortos, proporcionando capacitación, pero sin resolver el problema central: la falta de oportunidades laborales estables.
Nuevas Tecnologías
Las nuevas dinámicas del mercado laboral, impulsadas por tecnologías emergentes, traen consigo oportunidades y desafíos.
La incorporación de jóvenes a la población económicamente activa, con la esperanza de un empleo estable, enfrenta la necesidad de capacitación específica.
La formación limitada de muchos jóvenes puede alejarlos de sectores en crecimiento, como el nearshoring, donde se requiere fuerza de trabajo altamente calificada.
Potencial ignorado
La ONU plantea un enfoque diferente: ver a los jóvenes no solo como receptores de políticas públicas, sino como agentes activos de su propio progreso.
Son una fuerza que puede contribuir al desarrollo, especialmente en áreas como la tecnología y la adaptabilidad. Se hace necesario incluirlos, aprovechar sus capacidades y perspectivas únicas para impulsar la transformación.
Si continuamos por el mismo camino, las oportunidades se reducirán para esta generación, y con ello, el potencial de un México mejor. –sn–

