Journey to Cloud: un viaje con más desafíos de los que se puede imaginar
Por Verónica Estrada | Reportera
El debate hoy debe tener otro matiz. La pregunta central ya no puede ser: ¿a la empresa le conviene emprender un journey to cloud (viaje a la nube)?, es decir, ¿debería migrar operaciones de negocio a un ambiente Cloud?
Implementar una solución en la nube es una medida que ciertamente aporta beneficios a las empresas (en el plano financiero, tecnológico, operativo, administrativo, etc.), y esto es algo que ya resulta claro para las organizaciones. En dicho tema no hace falta una labor de convencimiento.
De hecho, para 2025 (según un reporte), el 85% de las compañías, antes de pensar en un desarrollo interno, primero considerará una opción Cloud (asumirán una política de «Cloud First», primero la nube).
De ahí la necesidad de plantear un análisis distinto: ¿el viaje a la nube ha cumplido con las expectativas?, ¿obtener los beneficios ha resultado un proceso accesible, sencillo?
Una investigación- encuesta de Minsait, una empresa de Indra, revela que las compañías están descubriendo que un journey to cloud no se limita a lo estrictamente tecnológico, sino que debe abarcar -si se quieren alcanzar resultados óptimos- diversos aspectos de visión empresarial, como gestión de proyectos, liderazgo interno, políticas de operación, etc. En buena medida, una lección aprendida es que un viaje a la nube debe ser una decisión de negocios, no una tecnológica.
En ese sentido, el citado estudio de Minsait resulta muy elocuente:
Solo el 10% de las empresas consultadas está aprovechando el máximo potencial de las innovaciones de nube (como pueden ser, entre otros, Time to Market acelerado, escalabilidad y mejor gestión de recursos tecnológicos). –sn–

