El final de un año siempre invita a la reflexión y la celebración, y también despierta el deseo de buscar experiencias únicas.
Por Verónica Estrada | Reportera
Escaparse a alguno de los alojamientos de Club de Selección Rusticae puede ser la mejor manera de apurar los últimos días del año, pudiendo desconectar del estrés, conectar con la naturaleza, descubrir el placer de las cosas sencillas y, por supuesto, vivir experiencias únicas y momentos inolvidables en pareja, con la familia o con amigos.
Escapada familiar
Para una escapada en familia en la que disfrutar de un ambiente acogedor y 100% navideño, la primera propuesta es La Casita de Cabrejas – Rusticae, en Jabaga (Cuenca). Un encantador hotelito de 13 habitaciones, rodeado de viñedos y jardines, donde sentirse como en casa. Es ideal para familias, ya que algunas de sus habitaciones, en concreto la suite y la villa independiente, tienen capacidad para hasta 5 personas.
Puede que sea por su salón con chimenea, o por su salón con una gran mesa para todos, por sus amplias habitaciones donde no falta detalle o, simplemente, porque sus anfitriones saben hacer que el huésped se sienta único y especial, pero lo que no da lugar a dudas es que La Casita de Cabrejas es el rincón ideal para disfrutar de una navidad hogareña fuera de casa. Además, su restaurante presenta una carta basada en platos de la gastronomía típica local y en estas fechas proponen unos menús especiales de Navidad, Nochevieja y Año Nuevo.
Escapada de descanso y desconexión
Si este es el plan, la propuesta de Rusticae es disfrutar de una auténtica fábrica de sueños. Así es el Hotel Somnifabrik – Rusticae en Valderrobres (Teruel), un hotel boutique único y vanguardista que ocupa la que fuera una antigua fábrica de papel, rehabilitada respetando la arquitectura original y donde se han recuperado texturas y elementos originales. Así, cada una de sus 14 habitaciones es única, y todas han sido cuidadosamente diseñadas con atención al detalle, creando un ambiente acogedor y sofisticado que proporciona una sensación de confort y bienestar en perfecta armonía con el propio edificio y su entorno natural.
El hotel cuenta con servicios exclusivos, como un spa de lujo que ofrece una selección de tratamientos relajantes que sumergen al huésped en una atmósfera sanadora en la que mimar su bienestar mental y físico.
La oferta la completa su restaurante gastronómico Somiar, en el que disfrutar y conectar con la cocina experiencial del Matarraña a través de un recorrido territorial de sabores donde son parte fundamental el producto local y de proximidad, la conexión entre la tierra y fogones y la recuperación de productos en peligro de extinción. Una oda a los sentidos desde la sostenibilidad, la calidad del producto y la recuperación de los sabores tradicionales de la cocina matarrañense. –sn–

