La desaparición del INAI impactará al periodismo de investigación

En el marco de la conmemoración de los 10 años de la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO, la periodista Marcela Turati compartió sus experiencias y percepciones

Por Martín García | Reportero

Para Marcela Turati el periodismo sobre derechos humanos es una especie de Comisión de la Verdad en tiempo real, su labor es aportar “pedacitos de verdad” que van a servir en el futuro, cuando la justicia sea posible. En esta labor son muy importantes las solicitudes de información hechas a través de las unidades de transparencia gubernamentales dependientes del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), por lo que su extinción afectará el ejercicio de este oficio.

Lo anterior fue dicho por la comunicadora durante el diálogo “Experiencias y aprendizajes periodísticos en la cobertura de violaciones a los derechos humanos”, que se llevó a cabo en el marco de la conmemoración de los 10 años de la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO, y que fue moderado por la coordinadora de este programa académico, Giovana Ríos Godínez.

Como parte de la agenda legislativa del gobierno de la 4T se ha presentado el dictamen de aprobación de la extinción de siete entes autónomos, entre los que se encuentra el INAI, cuyas funciones serían trasladadas, en parte, a la Secretaría de la Función Pública, a los órganos internos de control del Poder Legislativo y Judicial, así como al Instituto Nacional Electoral y al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.

Reportajes gracias al INAI

“Todos nos hemos estado preguntando qué podemos hacer para frenar esto, tal vez republicar los reportajes que salieron gracias al INAI. Va a tener un impacto fortísimo, porque incluso desde este sexenio las entrevistas que antes nos daban en las secretarías ahora nos dicen que se las pidamos a la presidencia y que de ahí se instruye. Ya no dan conferencias de prensa los secretarios de estado para preguntarles los temas, todo es en la mañanera”, expresó.

Turati, quien es autora del libro-reportaje San Fernando: última parada (Aguilar, 2023), que retrata la masacre de San Fernando en Tamaulipas, cuando en 2010, un grupo de Los Zetas realizó la ejecución de 72 migrantes provenientes en su mayoría de Centro y Sudamérica, reveló que buena parte del expediente de este caso fue obtenida a través de una solicitud de transparencia, la cual tuvieron que pelear argumentando una violación grave a los derechos humanos que tenía que ser conocida por la sociedad.

A través del INAI también se pidió información para un reportaje de Quinto Elemento Lab, “El país de las 2 mil fosas”, en el que participó un equipo multitudinario que fue coordinado por la propia Turati; por Alejandra Guillén, periodista y académica del ITESO, y por los periodistas David Eads y Mago Torres. “(Sin el INAI) algo vamos a tener que inventar, volver a métodos que no utilizábamos, sí va a ser un golpe durísimo al periodismo de investigación, pero no creo que se vaya a terminar”, advierte.

Los 43 desaparecidos

Quien también cubrió el caso de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa aseguró que las diversas coberturas sobre estos temas sobre derechos humanos le han aportado un conocimiento importante sobre el funcionamiento de los mecanismos de justicia en México y sobre la impunidad imperante en muchos niveles de gobierno.

“Para mí, San Fernando muestra lo que pasa en muchos otros lugares, (permite) poder entender un poco la crisis forense, la violencia y las desapariciones de personas que estamos viviendo. Aprendí cómo operan las fiscalías, por qué nadie previno el crimen, qué hizo el presidente municipal, por qué los policías ayudaban a Los Zetas a bajar a las personas, por qué si había tantas denuncias, no pasó nada, y también cómo dentro de la PGR, la propia SEIDO (Subsecretaría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) se dedicaba a desaparecer cuerpos.

En Ayotzinapa aprendí que el ejército inventa, que hay cortinas de humo, que pueden incluso inventar víctimas, de repente me llamaban a mi casa y me decían que fuera rápido al Semefo de Chilpancingo, que estaban ahí quemando a los normalistas”, explicó. –sn–