El Misticismo de Janitzio y las Leyendas de Día de Muertos en Michoacán

En la Isla de Janitzio, Michoacán, la celebración de Día de Muertos resplandece con tradiciones y leyendas que honran a los difuntos.

Por Alfredo Martínez | Corresponsal

Janitzio, Michoacán. La conmemoración del Día de Muertos alcanzó su máxima expresión en Michoacán, especialmente en la icónica isla de Janitzio. Cada año, esta comunidad purépecha se ilumina con velas y se perfuma con el aroma de cempasúchil, en un homenaje vibrante a las almas de los difuntos.

Durante las noches del 1 y 2 de noviembre, la isla revive su pasado y honra sus leyendas. Los panteones se llenan de ofrendas, mientras se canta y reza en una atmósfera de profunda espiritualidad. La tradición purépecha convierte esta celebración en una experiencia única en México.

Según las leyendas locales, las almas regresan en esas noches y se manifiestan en el ondear del lago de Pátzcuaro. La historia señala que el movimiento del agua refleja la llegada de los espíritus que visitan a sus seres queridos. La comunidad se reúne en silencio, esperando sentir la presencia de aquellos que partieron.

El Lago y el Retorno de las Almas

El origen de esta tradición en Janitzio se remonta a un antiguo relato de amor purépecha. Dos jóvenes príncipes vieron su historia truncada por la llegada de los colonizadores, y su amor perduró en el espíritu de la isla y su lago. Desde entonces, el Día de Muertos adquirió un significado especial en la región.

Una de las leyendas más significativas es la de “La Isla de Janitzio”, que narra el origen de esta festividad en Michoacán. Hace siglos, el joven Janitzio vivió entre los purépechas, tribu que celebraba la muerte como un paso a la vida eterna. Esta conexión con la muerte fue el eje de la leyenda.

Janitzio estaba enamorado de Xarhú, quien falleció inesperadamente. El joven, devastado, tuvo un sueño donde Xarhú le pidió encontrarla en el mundo de los muertos. Con instrucciones detalladas, Janitzio creó un ritual para honrar a los difuntos, que se convirtió en tradición purépecha.

Las Primeras Ofrendas en Janitzio

Siguiendo el sueño, Janitzio y su pueblo comenzaron a celebrar en el lago de Pátzcuaro. La isla, renombrada en su honor, fue escenario de ofrendas y velas, con las tumbas adornadas por flores y objetos de los fallecidos. Así, nació la tradición que conocemos hoy como Día de Muertos.

Con el paso del tiempo, la celebración se enriqueció con altares, calaveras de azúcar y la emblemática flor de cempasúchil. Los purépechas integraron nuevos elementos, aunque conservando la esencia de su creencia en la vida después de la muerte.

La leyenda de Janitzio representa la relación de la cultura purépecha con el más allá. Este vínculo espiritual se preserva y es motivo de orgullo para los habitantes de Michoacán. Además, Pátzcuaro se consolidó como uno de los destinos más representativos del Día de Muertos.

El Significado Cultural de Janitzio

Cada año, visitantes nacionales y extranjeros acuden a esta isla para conocer la tradición purépecha y vivir una de las festividades más emotivas de México. El encanto de Janitzio, sus leyendas y el respeto por la muerte atraen a quienes buscan una conexión espiritual.

En Michoacán, algunas comunidades llevan la ofrenda en pequeños caballos de madera. En pueblos como Nurío, San Ángel Zurumucapio y Cuanajo, los habitantes colocan caballos para facilitar la llegada de las ánimas a sus tumbas. –sn–