La celebración mezcla costumbres ancestrales y modernas en México
Por Deyanira Vázquez | Reportera
Este 1 y 2 de noviembre, México se vestirá de color y tradición para celebrar el Día de Muertos. En estas fechas, las calles se llenan de niños y niñas pidiendo «calaverita», una tradición que ha perdurado a lo largo de generaciones. Las ofrendas, las calaveras de azúcar y la solicitud de dulces se han convertido en íconos de estas celebraciones.
La costumbre de pedir «calaverita» tiene una historia que data de la época colonial en México. Entre la herencia del Día de Muertos prehispánico y el Día de Todos los Santos cristiano, esta práctica tomó forma en las haciendas del país. Trabajadores solicitaban permiso para acudir al cementerio el 1 y 2 de noviembre y honrar a sus seres queridos.
Los trabajadores de las haciendas solían pedir a sus patrones calaveras de azúcar y alfeñiques para llevar al cementerio. Estos elementos, hechos de azúcar y decorados con colores vivos, representaban una ofrenda para sus difuntos y una forma de mantener viva la memoria de sus familiares.
La influencia de las largas jornadas laborales
En aquellos tiempos, las jornadas laborales de los trabajadores rurales eran extensas y duras. Por ello, muchos veían el Día de Muertos como una oportunidad para descansar y recordar a sus familiares. Esta tradición de solicitar calaveritas, originalmente ofrecidas por los hacendados, se transformó con el paso de los años en una costumbre más extendida y conocida en el país.
Las calaveras de azúcar o alfeñiques decoraban las ofrendas en las casas de los trabajadores. Con su forma peculiar, estos dulces representaban la muerte de manera juguetona y colorida, reafirmando la visión mexicana de celebrar la vida de los que ya partieron. Así, la «calaverita» se convirtió en un símbolo tangible de la devoción hacia los seres queridos.
Con el tiempo, esta tradición fue adoptada por más familias, quienes comenzaron a replicar la práctica de salir a pedir dulces. Aunque al inicio se limitaba a las ofrendas en los cementerios, poco a poco, la costumbre se trasladó a las calles. Los niños y niñas adoptaron la idea de pedir «calaverita», aunque esta actividad inicialmente no tenía relación alguna con el Halloween celta.
La influencia de Halloween en México
La tradición se fue ajustando a las costumbres populares, y cada año, más pequeños salían a recorrer sus colonias para recibir dulces. En la actualidad, esta práctica es un símbolo cultural en diversas regiones de México y forma parte integral de la celebración del Día de Muertos.
En las últimas décadas, Halloween, la festividad de origen celta que se celebra el 31 de octubre en Estados Unidos, comenzó a ganar popularidad en el país. Aunque algunos mexicanos conservan la esencia de «pedir calaverita», la influencia de Halloween se ha hecho sentir, especialmente en las zonas urbanas. Las decoraciones y disfraces inspirados en personajes del cine y la televisión han pasado a ser comunes en la noche del 31.
Pese a sus orígenes diferentes, Halloween y el Día de Muertos han encontrado una forma de coexistir en la cultura mexicana. Mientras que Halloween tiene una connotación más comercial y anglosajona, el Día de Muertos sigue siendo una manifestación de la identidad mexicana. Ambas festividades se celebran en México, pero cada una conserva su propio significado y simbolismo.
Halloween y Día de Muertos: dos festividades distintas
La noche del 31 de octubre se ha convertido en el primer día de disfraces para los pequeños, quienes salen a las calles para pedir dulces. Aunque esta práctica se asemeja al «trick or treat» de Halloween, en México la llamamos «calaverita». Al día siguiente, el 1 de noviembre, se retoma la solemnidad de recordar a los fieles difuntos.
Hoy en día, la festividad combina ambas tradiciones, permitiendo a los mexicanos disfrutar de tres días de celebración. Desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre, las calles, escuelas y casas mexicanas se llenan de altares, disfraces y dulces, brindando a la niñez la oportunidad de celebrar la vida y honrar a los difuntos.
La tradición de pedir calaverita ha pasado de generación en generación, y aún conserva elementos originales de la época colonial. Para muchas familias, el Día de Muertos es una festividad especial que no solo une a las personas, sino que también reafirma su identidad cultural. –sn–

