Miles de personas visitan al niño dios más grande del mundo

El Niño de la Paz y el Bien es una de las atracciones gratuitas que ofrece la Verbena Navideña, instalada en el Zócalo de la capital, al tratarse del Niño Dios más grande del mundo

Por Fausto Hernández | Reportero

De los principales atractivos culturales y artísticos que con motivo de la Verbena Navideña se instalaron en el Zócalo capitalino está El Niño de la Paz y el Bien, que en esta temporada de festejos y reflexión decembrina atrae las miradas y la admiración de miles de personas que a diario visitan el corazón de esta capital.

Desde muy temprano, familias enteras recorren las múltiples actividades gratuitas que se ofrecen en este punto. Transitan por los túneles de luces, las zonas de comida, los tendederos de piñatas, sin embargo, la joya de la corona -o mejor dicho, de esta Verbena Navideña- es el Nacimiento.

A esta obra artística monumental la integran las grandes figuras de Jesús, María y el Niño Dios Gigante, ante los cuales todos se detienen y los admiran con atención. Algunas personas se persignan ante ellos; otras le toman numerosas fotografías y muchos más optan por la selfie.

Sus miradas se enfocan con mayor detenimiento y asombro en El Niño de la Paz y el Bien, elaborada cien por ciento a mano y que pesa media tonelada. Sus dimensiones son de 4 metros de largo y 2.5 metros de ancho. En su pesebre, que pesa 400 kilos (solo el pesebre) alcanza una longitud de 5 metros.

“Yo escuché que es el Niño Dios más grande del mundo”, le comenta una madre a sus hijos, mientras sus miradas de asombro se centran en el Nacimiento.

Creado en 2013, por iniciativa de una familia de artistas y escultores que radican en la alcaldía Iztapalapa, el Niño Dios, también conocido como El Niño de la Paz y el Bien, es una enorme figura hecha por las manos diestras de la familia Gómez Reséndiz, quienes moldearon con resina esta figura, cuya estructura es metálica. El objetivo: preservar, exaltar, rescatar y difundir el verdadero significado del nacimiento del Niño Jesús.

Esta creación monumental es considerada una plegaria convertida en arte, que exalta la tradición cultural y religiosa de las y los ciudadanos durante la celebración de la Navidad y la fiesta de la Candelaria el 2 de febrero. –sn–