El presidente electo de Estados Unidos reavivó tensiones diplomáticas al proponer un cambio de nombre para el histórico Golfo de México.
Por Paola Ramírez | Reportera
Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, generó controversia internacional al declarar que impulsará el cambio de nombre del Golfo de México a «Golfo de América». Las afirmaciones se dieron durante una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, Florida, donde el mandatario calificó la propuesta como “apropiada y simbólica”.
En sus declaraciones, Trump argumentó que Estados Unidos lleva a cabo la mayor parte de las actividades económicas y de seguridad en el área. Aseguró que su administración también buscará explotar nuevos recursos petroleros en la región, aumentando el control estadounidense en aguas compartidas.
El mandatario electo afirmó que el nuevo nombre es un reconocimiento al “papel central de Estados Unidos en la economía global”. Sin embargo, sus palabras incluyeron fuertes críticas hacia México, al que describió como un país “en manos de cárteles” y “en serios problemas”.
Ebrard descarta el cambio de nombre
Ante las declaraciones de Trump, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, desestimó la posibilidad de que el Golfo de México cambie su denominación oficial. Durante una conferencia en Jalisco, el funcionario enfatizó que no se caerá en provocaciones y que el enfoque estará en preservar la relación bilateral.
“Si nos viésemos dentro de 30 años, el Golfo de México se seguirá llamando Golfo de México. No vamos a engancharnos en este debate; nuestra prioridad es proteger los vínculos económicos y políticos entre ambos países”, afirmó.
El ex canciller también destacó el éxito del T-MEC, calificándolo como un modelo de cooperación efectiva entre México, Estados Unidos y Canadá. “Este tratado representa uno de los mayores logros bilaterales, incluso durante la primera administración de Trump”, mencionó.
Tensiones previas con Trump
Esta no es la primera vez que Marcelo Ebrard enfrenta comentarios provocadores de Donald Trump. Durante su mandato anterior, el magnate amenazó con imponer aranceles del 25% a productos mexicanos si no se detenía la migración y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
En esa ocasión, Ebrard respondió que México es una nación libre e independiente, y que no aceptaría presiones externas para alterar sus políticas internas. Estas posturas refuerzan la estrategia del gobierno mexicano de mantener la calma ante declaraciones polémicas.
México reitera soberanía
Funcionarios mexicanos, incluyendo al presidente en funciones, reafirmaron que la soberanía nacional está por encima de cualquier controversia internacional. Argumentaron que el Golfo de México es parte integral de la historia y geografía del país, por lo que su nombre no está sujeto a negociaciones.
La postura oficial subraya la necesidad de concentrarse en los retos compartidos, como la migración, el comercio y la seguridad fronteriza. México ha insistido en la importancia de mantener una relación constructiva con el próximo gobierno estadounidense, sin ceder a propuestas unilaterales.
Proyectos petroleros en la región
En paralelo a sus declaraciones, Donald Trump adelantó planes para intensificar la explotación petrolera en el Golfo, lo que podría alterar los acuerdos bilaterales actuales. Las nuevas políticas podrían incluir licitaciones exclusivas para empresas estadounidenses, desplazando a competidores internacionales.
Esta estrategia, según analistas, busca fortalecer la autosuficiencia energética de Estados Unidos, aunque podría generar tensiones legales y económicas con México. Los expertos señalan que cualquier modificación en los tratados internacionales requeriría aprobación mutua, lo que complica la implementación de estas propuestas.
Un nuevo capítulo de la relación bilateral
El próximo mandato de Donald Trump promete reavivar debates sobre soberanía, economía y cooperación entre ambos países. Aunque México ha reiterado su compromiso con el diálogo, las declaraciones del presidente electo apuntan a un escenario de confrontación.
La retórica utilizada por Trump contrasta con los esfuerzos recientes por consolidar acuerdos trilaterales bajo el marco del T-MEC. Los próximos meses serán clave para definir el rumbo de una relación históricamente compleja y estratégica.

