El Colegio Juan Pablo II de Parla se convierte en referencia de la alimentación escolar

Por Deyanira Vázquez | Reportera

En el Colegio Juan Pablo II de Parla, la alimentación de los más pequeños es mucho más que un simple momento del día; es una prioridad y una parte fundamental de su proyecto educativo. Con más de 800 alumnos que disfrutan del servicio de comedor a diario, el colegio ha desarrollado una infraestructura y gestión que lo convierten en un referente en calidad y atención alimentaria.

Una cocina dedicada a las necesidades especiales: alergias e intolerancias
El colegio cuenta con una cocina exclusiva y completamente equipada para atender a los alumnos con alergias e intolerancias alimentarias. Este espacio independiente dispone de fogones, plancha, freidora y otros elementos diseñados para garantizar la seguridad alimentaria de estos estudiantes. Aquí, un profesional dedicado exclusivamente a este servicio prepara menús adaptados a más de 35 tipos de necesidades específicas, asegurando que cada niño coma con tranquilidad y confianza.

Un espacio innovador y cuidado
La cocina principal del colegio, con más de 250 metros cuadrados, está diseñada para cumplir con los más altos estándares de calidad y eficiencia. Cada área está separada para el tratamiento específico de alimentos como el pescado, los fiambres y otros productos, lo que garantiza un manejo higiénico y seguro. Además, el espacio cuenta con cuatro cámaras frigoríficas y un congelador, así como un abatidor de grandes dimensiones, una herramienta clave para preservar la calidad y frescura de los alimentos.

El abatidor permite enfriar rápidamente los platos recién cocinados, manteniendo sus propiedades nutricionales y organolépticas. «Trabajamos con primeras marcas porque sabemos que la calidad de los ingredientes marca la diferencia en el sabor y los nutrientes que aportamos a los niños», explica Almudena Quintas, subdirectora del colegio Juan Pablo II de Parla.

Un comedor que alimenta cuerpo y mente
El comedor del colegio no solo se centra en ofrecer una alimentación equilibrada, sino que también busca ser un espacio educativo y de socialización. Con menús diseñados en colaboración con nutricionistas, el enfermero del colegio y la subdirectora, se garantiza que cada plato sea saludable, variado y adaptado a las necesidades de los niños. –sn–