Rafael Caro Quintero es extraditado a los Estados Unidos

Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, fue extraditado a los Estados Unidos, según informaron fuentes oficiales mexicanas. La decisión llega tras años de litigios y negociaciones entre ambos gobiernos.

De 71 años, Caro Quintero cumple una condena de 40 años por el homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena, ocurrido en 1985. A la fecha, ha purgado 29 años en el penal de máxima seguridad de El Altiplano.

La entrega de otros líderes del narcotráfico

Las autoridades estadounidenses también confirmaron la extradición de Miguel Ángel Treviño Morales «El Z-40» y Óscar Omar Treviño Morales «El Z-42», antiguos líderes del Cártel de Los Zetas.

Fuentes cercanas al proceso revelaron que México extraditará a más de dos docenas de presuntos integrantes de diversos cárteles. Sin embargo, el equipo legal de Caro Quintero argumentó que la extradición no es procedente hasta que concluya el juicio en su contra.

Un tribunal colegiado de Toluca confirmó hace dos días la suspensión de la medida, lo que podría retrasar la entrega del capo a la justicia estadounidense.

El historial violento de Caro Quintero

Desde sus inicios en el narcotráfico, Rafael Caro Quintero se caracterizó por su brutalidad. Uno de los episodios más cruentos ocurrió en el restaurante La Langosta Loca, donde sus sicarios ejecutaron a dos ciudadanos estadounidenses.

Según la periodista Anabel Hernández, en su libro Emma y las otras mujeres del narco, las víctimas fueron John Clay Walker y Albert Radelat, quienes fueron confundidos con agentes de la DEA por no hablar español.

El Cártel de Guadalajara, dirigido por Caro Quintero, ordenó su asesinato sin verificar su identidad, una práctica común en su organización.

El código de ejecución

Dentro de la estructura criminal de Caro Quintero, existía una clave para ordenar ejecuciones: «¡La cucaracha!». Esta orden significaba que sus sicarios debían acabar con la vida de una persona sin preguntas ni dudas.

El uso de esta frase generó un clima de terror entre quienes lo rodeaban. Tanto enemigos como mujeres que lo desafiaban fueron víctimas de esta consigna.

Los sicarios atacaban en grupo, desatando una violencia descontrolada contra quienes eran identificados como «cucarachas».

Un legado de sangre

Los testimonios recopilados por Hernández revelaron que el código de ejecución de Caro Quintero no solo afectó a rivales, sino también a civiles inocentes.

A lo largo de cuatro décadas, su organización mantuvo un régimen de terror en el mundo del narcotráfico. Con su posible extradición, se abre un nuevo capítulo en la lucha contra el crimen organizado. –sn–