Crimen organizado paraliza la producción citrícola en Michoacán
Por Alfredo Martinez | Corresponsal
El sector limonero en Apatzingán, Michoacán, enfrenta una crisis sin precedentes. Treinta empacadoras cerraron indefinidamente sus puertas debido a las extorsiones del crimen organizado, que exige dos pesos por cada kilogramo de limón comercializado.
La Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán (ACVA) informó que las amenazas a trabajadores y líderes del gremio forzaron el cierre del Tianguis Limonero durante una semana. La situación impactó a productores y comerciantes en toda la región.
A pesar del despliegue de más de ocho mil elementos del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional, la Guardia Civil y la Policía Estatal, la violencia persiste. Empresarios denunciaron que los delincuentes operan con impunidad.
Paro de limoneros afecta a miles de trabajadores
El cierre de las empacadoras afectó a casi dos mil productores en Apatzingán y Buenavista, municipios clave en la producción citrícola del estado. En Buenavista, 24 empacadoras también suspendieron actividades.
La crisis impactó la economía regional, ya que el sector emplea a miles de jornaleros, transportistas y comerciantes. La producción se encuentra detenida, lo que podría generar escasez y un alza en los precios del fruto.
Autoridades locales afirmaron que los responsables de la violencia cuentan con órdenes de aprehensión, pero no se han registrado detenciones. La población exige resultados concretos para garantizar la seguridad del sector.
Michoacán, el principal productor nacional de limón
En el Valle de Apatzingán, el cultivo del limón representa una de las principales actividades económicas. Con 80 mil hectáreas dedicadas al fruto, Michoacán es el mayor productor del país.
Según datos oficiales, la entidad aporta 670 mil toneladas anuales. Los municipios de Apatzingán, Buenavista, Parácuaro, Aguililla, Tepalcatepec y Múgica concentran la mayor producción.
El paro en la actividad limonera podría generar pérdidas millonarias y afectar la exportación del producto. Productores han solicitado mayor protección para reanudar labores sin riesgo.
Incertidumbre en el sector citrícola
El clima de violencia en la región mantiene en vilo a los productores. Trabajadores temen represalias y empresarios han optado por cerrar indefinidamente sus operaciones.
Liderazgos agrarios han solicitado una reunión con las autoridades estatales y federales para establecer estrategias de seguridad. Sin embargo, la respuesta gubernamental ha sido limitada.
La incertidumbre persiste, mientras miles de familias dependen de la reactivación del sector. La crisis limonera en Michoacán se suma a otros conflictos agrícolas provocados por la violencia. –sn–

