La alcaldía capitalina mantiene bajo resguardo estructuras retiradas de la vía pública y las oculta tras lonas y vehículos oficiales
Por Fausto Hernández | Reportero
Durante la actual administración en la alcaldía Benito Juárez, encabezada por Luis Mendoza, se conservó una práctica instaurada hace más de un sexenio. Las instalaciones del Complejo Deportivo Olímpico México 68 sirvieron nuevamente como bodega.
En los costados del estacionamiento junto al Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera permanecieron decenas de macetones retirados de distintas calles. Su forma cúbica y relieve con las siglas BJ los identificaron con facilidad.
Aunque la alcaldía intentó ocultarlos mediante lonas y vehículos oficiales, los objetos quedaron parcialmente visibles desde algunos puntos. Esta acción derivó en críticas de vecinos y deportistas que asisten al complejo.
Las jardineras y espacios donde solían ejercitarse ciudadanos ya no estuvieron disponibles. En su lugar, se observaron pilas de estructuras plásticas abandonadas por meses.
Continúa una práctica iniciada hace dos administraciones
Los macetones, de más de un metro de altura, formaron parte de un plan implementado entre 2015 y 2018. En ese periodo, el entonces alcalde Christian Von Roehrich promovió su colocación.
El objetivo consistía en disuadir la instalación de puestos ambulantes, particularmente en zonas de alto flujo peatonal. Sin embargo, el mantenimiento de las estructuras se descuidó con el paso del tiempo.
Cuando se retiraron, la alcaldía prefirió almacenarlos en el deportivo antes que buscar un destino definitivo. La medida coincidió con el aumento de operativos contra comercio informal.
Durante la gestión de Santiago Taboada, entre 2018 y 2024, se repitió el uso de estos espacios como depósito. Incluso, durante el primer año de pandemia, los salones del complejo resguardaron mobiliario urbano.
Bajo resguardo: lonas, rejas y vehículos para cubrirlos
Actualmente, el gobierno local colocó lonas sobre el enrejado exterior del deportivo. Desde fuera, la visibilidad de los objetos disminuyó, aunque vecinos reportaron ángulos desde donde permanecieron visibles.
Además, unidades oficiales fueron colocadas de forma estratégica alrededor del gimnasio. De esta forma, bloquearon la vista directa desde las zonas de entrenamiento y andadores.
Los residentes señalaron que esta acción provocó la pérdida de espacios para actividades físicas. Algunos mencionaron que las áreas antes usadas para yoga o calistenia quedaron inutilizables.
En varios recorridos realizados por esta redacción, se corroboró que los objetos estuvieron acumulados sin un aparente inventario o señal de traslado próximo.
Falta de transparencia en el uso de espacios deportivos
Las autoridades no informaron públicamente sobre el almacenamiento de estos materiales. Tampoco notificaron a los usuarios frecuentes del complejo sobre el uso alterno de los espacios.
Organizaciones vecinales y colectivos deportivos expresaron su preocupación. Indicaron que el complejo, inaugurado con miras olímpicas, debía priorizar el acceso al deporte.
El resguardo de bienes inmuebles del mobiliario urbano, argumentaron, podría realizarse en almacenes municipales u otras instalaciones no públicas. Esta decisión afectó directamente a la comunidad.
El actual gobierno encabezado por Luis Mendoza no presentó informes sobre esta práctica. La alcaldía evitó responder a solicitudes de información en semanas recientes.
El legado de usos discrecionales del espacio público
El caso del Complejo Olímpico reveló la persistencia de políticas anteriores. En vez de replantear la reutilización o reciclaje de estos macetones, se mantuvo el patrón de acumulación silenciosa.
Durante 2020, según versiones periodísticas, el complejo albergó materiales de remodelación, archivos y estructuras metálicas. La ciudadanía reclamó por la opacidad en su administración.
A pesar de que el flujo de personas en el deportivo aumentó tras la pandemia, los espacios no fueron despejados. Los objetos continuaron amontonados, reduciendo la oferta de áreas para activación física.
El caso se suma a una serie de cuestionamientos sobre el uso del espacio público en Benito Juárez. La falta de transparencia ha caracterizado las últimas administraciones.
Sin plan para reutilización o destino final de los macetones
Hasta ahora, la alcaldía no presentó propuestas para dar nueva vida útil a los macetones. Tampoco informó si planeaba reciclarlos, venderlos o colocarlos en otras zonas de la demarcación.
El valor de estos objetos, fabricados con materiales plásticos de alta densidad, podría aprovecharse mediante políticas de economía circular. No obstante, la alcaldía optó por esconderlos.
Vecinos señalaron que algunas estructuras aún permanecían instaladas en zonas con bajo flujo peatonal. Esto reveló una distribución ineficiente y sin criterios urbanos sólidos.
La acumulación desordenada, dijeron, representó un uso inadecuado de un complejo con vocación deportiva. Además, contrarió los principios de orden y planeación urbana.
Reclamos vecinales aumentaron tras las revelaciones
Después de que medios locales expusieron la situación, usuarios del deportivo exigieron explicaciones. Algunos realizaron publicaciones en redes sociales para evidenciar el uso irregular del espacio.
Las imágenes compartidas mostraron los macetones desde ángulos descubiertos, donde las lonas no cubrían del todo. También se evidenciaron los vehículos colocados como barrera visual.
La alcaldía Benito Juárez no emitió respuesta oficial a estas publicaciones. La omisión avivó los señalamientos sobre prácticas opacas dentro de la gestión pública local.
El caso se convirtió en ejemplo de cómo la infraestructura urbana puede ser objeto de decisiones administrativas cuestionables sin consulta ciudadana. –sn–

