Así fue la visita de Francisco a Morelia en 2016
Por Alfredo Martinez | Corresponsal
El 16 de febrero de 2016, Morelia vivió una jornada histórica con la visita del papa Francisco, quien se convirtió en el primer pontífice en pisar tierras michoacanas. La llegada del Santo Padre movilizó a miles de fieles y dejó un mensaje profundo a una sociedad golpeada por la violencia y la desigualdad. A siete años de aquella jornada, el recuerdo cobró nueva vida tras conocerse el fallecimiento del líder religioso argentino.
La llegada del pontífice encendió la esperanza de miles de fieles
El papa Francisco arribó al Aeropuerto Internacional de Morelia a las 8:45 de la mañana, como parte de su gira por México. Lo recibió el entonces gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, junto con autoridades eclesiásticas locales. La ciudad se volcó a las calles para saludar al pontífice y acompañar su recorrido. Desde el primer momento, el ambiente se impregnó de júbilo, devoción y expectativa.
El trayecto del papa se extendió sobre la Avenida Madero hasta el estadio Morelos, donde miles de personas aguardaban su llegada. El operativo de seguridad fue uno de los más rigurosos registrados en la entidad. Durante el trayecto, fieles de distintas edades y comunidades mostraron carteles, banderas y figuras religiosas. Las campanas de los templos repicaron sin cesar al paso del sumo pontífice.
El ambiente que se vivió en la capital michoacana contrastó con los años previos marcados por la violencia del crimen organizado. La presencia del Papa fue vista como un bálsamo en medio de un panorama social crítico. Por esa razón, su mensaje tuvo un fuerte eco en la comunidad católica y más allá de ella.
Un mensaje dirigido al corazón del clero mexicano
La primera actividad del papa en Morelia ocurrió en el estadio Venustiano Carranza, donde ofició una misa ante más de 20 mil religiosos. En su homilía, instó a los sacerdotes, religiosas y seminaristas a no ceder al miedo ni al desencanto. Su discurso mezcló reflexiones espirituales con una crítica al alejamiento de las realidades sociales.
“Dime cómo rezas y te diré cómo vives”, expresó el pontífice ante la multitud reunida. Aquellas palabras conectaron con la vocación pastoral de los presentes, quienes respondieron con ovaciones y lágrimas. El papa insistió en que la oración no puede divorciarse del compromiso con los más necesitados.
En su mensaje, el líder de la Iglesia católica subrayó que el ministerio religioso exige coraje y cercanía. “Rezar se aprende como se aprende a hablar o a caminar”, declaró, recordando que la fe debe reflejarse en cada acción. Aquellas ideas tocaron el alma de muchos sacerdotes locales, marcados por el entorno adverso.
La misa cerró con cantos, alabanzas y un momento de silencio que unificó el sentir de los presentes. Luego, el papa se trasladó a la Catedral de Morelia, donde lo esperaban niños, niñas y representantes de diversas denominaciones cristianas.
El gesto simbólico de las Llaves de la Ciudad
En la Catedral, el papa fue recibido por el entonces presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar. El edil le entregó las Llaves de la Ciudad como muestra de respeto y afecto. El gesto fue aplaudido por cientos de asistentes que llenaron el recinto y sus alrededores.
Durante ese encuentro, el pontífice saludó personalmente a decenas de menores, muchos de ellos provenientes de zonas marginadas. El rostro sereno del papa reflejaba su aprecio por los niños, a quienes bendijo uno por uno. El momento fue uno de los más emotivos de la jornada.
Entre cantos y oraciones, los asistentes escucharon palabras de aliento y compasión por parte del pontífice. El ambiente se tornó íntimo, a pesar de la multitud congregada. Para muchos de los presentes, haberlo visto significó una experiencia espiritual única.
Tras esa visita, el papa se dirigió al estadio José María Morelos y Pavón, donde tuvo lugar el evento central del día. Decenas de miles de jóvenes lo esperaban con cantos, bailes y banderas, listos para escucharlo.
Francisco y su llamado a los jóvenes michoacanos
Ante más de 40 mil jóvenes reunidos, el papa Francisco dirigió un mensaje directo sobre los desafíos que enfrenta la juventud. Habló sobre el narcotráfico, la violencia y la desesperanza como amenazas que deben superarse con fe, solidaridad y organización. “Ustedes son la riqueza de México”, exclamó con firmeza.
El pontífice reconoció la falta de oportunidades que empujaba a miles de jóvenes hacia caminos de destrucción. Frente a ellos, ofreció esperanza y dignidad, con un discurso que conjugó realismo y espiritualidad. Las ovaciones no se hicieron esperar ante sus palabras cargadas de sentido humano.
El papa recordó que los jóvenes tienen el poder de transformar la realidad si permanecen unidos. “No se dejen vencer por quienes les prometen un futuro fácil pero vacío”, dijo ante un auditorio visiblemente conmovido. Su mensaje se convirtió en una consigna para quienes buscan una alternativa a la violencia.
Al concluir el evento, el pontífice agradeció al pueblo de Michoacán su calidez, hospitalidad y fe. Subió al papamóvil entre aplausos y canciones, con un rostro sereno que resumía la intensidad de una jornada inolvidable.
Un legado que revivió tras su muerte
A siete años de aquella visita, la muerte del papa Francisco volvió a colocar a Morelia en el centro de la memoria colectiva. La jornada vivida el 16 de febrero de 2016 adquirió un nuevo significado para miles de feligreses. El mensaje que pronunció aquel día sigue vigente entre quienes vivieron ese encuentro.
El exmandatario Enrique Peña Nieto expresó su pesar por el fallecimiento del pontífice. A través de su cuenta en X, recordó su papel como líder social y defensor de los más vulnerables. También mencionó la visita pastoral del papa como un momento clave de su sexenio.
“Mi más sentido pésame a la Iglesia, a la comunidad católica y al mundo entero”, escribió el exgobernante. Compartió tres fotografías del pontífice tomadas durante su estancia en México. Con esas imágenes, revivió la calidez que el papa transmitió en su paso por el país.
El legado de aquel día no se borró con el paso del tiempo. Al contrario, se mantuvo en la memoria de una ciudad que todavía recuerda la serenidad y firmeza del líder espiritual. La muerte del papa provocó una oleada de homenajes en templos, calles y redes sociales.
Francisco, un pastor que habló con verdad
Los mensajes del papa Francisco trascendieron los límites del catolicismo. Sus palabras tocaron temas como justicia social, migración, corrupción y exclusión. En Michoacán, uno de los estados más golpeados por la violencia, su visita ofreció una luz en medio de la incertidumbre.
Durante aquella jornada, el pontífice confrontó realidades dolorosas con un lenguaje accesible pero firme. Habló de jóvenes sin futuro, de comunidades abandonadas y de la necesidad de restaurar la dignidad humana. Su capacidad para conectar con el pueblo lo convirtió en un referente ético.
Muchos asistentes recordaron cómo sus palabras cambiaron su visión del país y del mundo. Las enseñanzas del papa se filtraron en la vida diaria de sacerdotes, docentes y líderes comunitarios. No solo fue un acto protocolario, sino una experiencia de fe con repercusiones profundas.
Hoy, Morelia vuelve a encender velas en su memoria, mientras se multiplican las misas y los cantos en su honor. El mensaje que sembró en tierras michoacanas perdura como un llamado a la justicia, la esperanza y la acción social. –sn–

