Capital relacional: cuando tu ecosistema empresarial es tu mayor activo (o pasivo)
Por Deyanira Vázquez | Reportera
Dime con quién andas y te diré quién eres. Ese viejo refrán nunca había tenido tanta relevancia empresarial como hoy. En un entorno de fiscalización agresiva, regulaciones extraterritoriales y cadenas de suministro más complejas que nunca, lo que define tu nivel de exposición no es solo lo que vendes o produce, sino con quién te conectas a través de una factura. La pregunta ya no es “qué hace tu empresa”, sino “quién está en tu red”.
En medio de fusiones que avanzan a contrarreloj, cadenas de suministro que se reconfiguran y fiscalizaciones más incisivas que nunca, muchas empresas mexicanas están operando en piloto automático respecto a su red de relaciones. Y sin darse cuenta, están corriendo riesgos que no dependen de lo que hacen, sino de con quién lo hacen. Ya no basta con cumplir. Hay que entender, trazar y anticipar.
La designación reciente de ciertos cárteles como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés) por parte del gobierno estadounidense marca un punto de inflexión en la manera en que se evalúan los riesgos legales para empresas latinoamericanas. Bajo esta lógica, una relación comercial aparentemente legítima —servicios de transporte, procesamiento de pagos, subcontratación— podría derivar en responsabilidades penales si se vincula directa o indirectamente con actores incluidos en listas internacionales de sanciones. No se trata solo de intencionalidad, sino de trazabilidad.
Pero este es solo uno de los extremos del espectro. Más cerca de casa, la amenaza más frecuente y silenciosa es el fraude fiscal en sus múltiples formas: empresas fachada, triangulaciones, operaciones simuladas y cancelaciones estratégicas de CFDIs . En todos los casos, el denominador común es la opacidad de las relaciones comerciales. En muchas ocasiones, una empresa no sabe —porque no tiene cómo saberlo— que uno de sus proveedores es a su vez cliente de una entidad en la lista negra del SAT. O que uno de sus clientes concentra la totalidad de sus ingresos en operaciones con alto nivel de cancelación. Esa ignorancia, en este contexto, se paga con auditorías, sanciones o pérdida de acceso a financiamiento.
Ante esta realidad, conceptos como «due diligence» y «Know Your Business» ya no pueden limitarse a la revisión inicial de un RFC o la lectura de un contrato. Se requiere inteligencia estructural. Herramientas como Gestión de mi Ecosistema (antes XData), desarrolladas por Xepelin, marcan un cambio de paradigma. A través del análisis masivo de CFDIs —facturas emitidas y recibidas— esta tecnología permite construir redes de relación entre empresas, identificar nodos de riesgo, visualizar patrones anómalos y detectar vínculos indirectos con entidades sancionadas o fiscalmente cuestionables. –sn–

