El castigo por maternidad se traduce en salarios hasta 40% menores y limitadas oportunidades de crecimiento profesional, según un estudio del Colegio de México.
Por Deyanira Vázquez | Reportera
La maternidad se ha convertido, paradójicamente, en un obstáculo para el desarrollo profesional de millones de mujeres en todo el mundo. A pesar del aumento en la participación femenina dentro del mercado laboral, la penalización vinculada con el hecho de ser madre ha crecido de manera sostenida durante la última década, especialmente para quienes tienen hijos pequeños.
A través del Observatorio de Investigación del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral (ICBI) se ha observado una diferencia respecto a satisfacción laboral y oportunidades profesionales no sólo entre hombres y mujeres, sino en particular con mujeres trabajadoras, quienes presentan una reducción considerable en sus oportunidades de ascenso y permanencia en el empleo.
“Las madres, en especial con hijos pequeños, suelen enfrentarse a sesgos sociales, como el hecho de no ser consideradas para puestos de liderazgo porque invertirán mayor tiempo en el cuidado de los hijos. Esto perpetua una brecha salarial y de empleo que afecta su bienestar integral y el de sus familias, detalló el ICBI.
“El aumento de la penalización por maternidad en la última década representa un problema de bienestar que afecta la salud física y mental de las mujeres. La sobrecarga de responsabilidades, la inseguridad económica y la menor participación profesional generan un estrés continuo que impacta su calidad de vida”, dijo Rosalinda Ballesteros, directora del ICBI.
“Es fundamental reconocer y abordar estos desafíos para asegurar que la maternidad no sea un factor de desventaja, sino una etapa compatible con el desarrollo personal y profesional”, agregó la directiva.
En 51 países analizados, la probabilidad de empleo para madres con hijos menores de seis años es menor que para mujeres sin hijos de esa edad. Concretamente, el 45.8% de las madres jóvenes tienen empleo, en comparación con el 53.2% de las mujeres sin hijos pequeños. Esta diferencia subraya una desventaja laboral asociada a la maternidad, una situación que ha empeorado en la última década, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) [1] .
Durante el primer año, tras el nacimiento del primer hijo, 24% de las mujeres abandonan su empleo y 17% no regresa tras cinco años, según el estudio How motherhood hurtscares [2] , de la ganadora del Nobel de Economía, Claudia Goldin.
Las madres de niños pequeños también encuentran obstáculos en su desarrollo profesional, sólo el 25.1% del personal directivo con hijos menores de seis años son mujeres, en comparación con el 74.9% de sus homólogos masculinos, según la OIT.
Al cuarto trimestre de 2023, en México había 38.5 millones de mujeres de 15 años y más que eran madres, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Rosalinda Ballesteros destacó que entre los obstáculos que enfrentan las mujeres al convertirse en madres están la discriminación, los salarios más bajos frente a sus colegas hombres, la falta de flexibilidad de horarios, la persistencia de estereotipos que asocian la maternidad con menor compromiso o productividad laboral.
Además, sufre de una sobrecarga de trabajo, presión social y culpa por no poder hacer todo “perfectamente”, aislamiento social, impacto en la salud mental, limitación de oportunidades laborales y pérdida de identidad profesional.
«Hemos observado una clara diferencia en el desarrollo de la carrera entre hombres y mujeres, y con el nacimiento de un hijo, un porcentaje significativo de mujeres dejan el mercado laboral. Pero incluso quienes regresan, lo hacen con un sueldo menor y se enfrentan por años un freno en su crecimiento profesional, en sus aumentos salariales y en sus posibilidades de ascenso», advierte Ballesteros. –sn–

