Recortes globales afectan a organizaciones de mujeres: ONU

ONU Mujeres alertó que los recortes financieros afectan a organizaciones de mujeres y limitan su labor.

Por José Víctor Rodríguez | Reportero

Más de 300 millones de personas necesitan ayuda en 73 países por crisis diversas, según ONU Mujeres. Conflictos armados, cambio climático y enfermedades han agravado la inseguridad alimentaria y sanitaria. En este contexto, mujeres y niñas sufrieron consecuencias desproporcionadas frente a la atención humanitaria.

A pesar del aumento de necesidades, la ayuda exterior experimentó reducciones que ponen en riesgo servicios clave. El sistema humanitario enfrentó una crisis de financiamiento que amenazó programas vitales. Las mujeres padecieron muertes evitables, violencia sexual y desnutrición por la falta de atención.

ONU Mujeres publicó el informe En un punto de ruptura para visibilizar esta situación crítica. A partir de datos recolectados en 44 contextos de crisis, se evidenció un colapso inminente del apoyo. Las organizaciones lideradas por mujeres afrontaron obstáculos crecientes para mantener sus actividades.

Alarma por reducción de recursos

El informe se basó en una encuesta aplicada a 411 organizaciones de mujeres que trabajan en emergencias. El 90 por ciento de estas agrupaciones reportó haber sufrido recortes en sus fuentes de financiamiento. Las consecuencias incluyeron la suspensión de programas esenciales en múltiples regiones afectadas.

Las organizaciones asistían a mujeres víctimas de violencia, embarazos de alto riesgo o pobreza extrema. También ofrecían apoyo económico, atención médica, espacios de protección y acceso a alimentos. Con los recortes, muchas debieron cancelar estos servicios por completo.

El 47 por ciento de estas agrupaciones consideró que cerraría sus puertas en los próximos seis meses. Sin respaldo financiero, aseguraron que continuar resultaba inviable y peligroso para sus beneficiarias. Más de la mitad confirmó que ya interrumpió sus principales líneas de acción.

Además, el 51 por ciento se vio forzado a detener proyectos dirigidos a la protección de derechos humanos. Entre los programas cancelados estuvieron aquellos relacionados con salud reproductiva, asistencia legal y refugios temporales. También afectó la entrega de ayudas económicas para sobrevivientes de violencia.

Riesgo de cierre masivo

La falta de recursos condujo a despidos masivos en la mayoría de estas organizaciones. Un 72 por ciento de ellas declaró haber reducido su plantilla de manera significativa. Esto redujo aún más su capacidad de operación y atención en situaciones críticas.

El personal despedido incluía psicólogas, médicas, defensoras comunitarias y coordinadoras logísticas. Sin este equipo, las intervenciones en zonas vulnerables perdieron cobertura y eficacia. Los recortes también disminuyeron la posibilidad de formar redes locales de protección.

En medio de estos retos, las organizaciones de mujeres mostraron determinación frente a la adversidad. Continuaron brindando asistencia con recursos limitados, aunque bajo riesgo de colapso operativo. Su presencia siguió siendo fundamental en lugares sin acceso a servicios públicos.

A pesar de la crisis, las agrupaciones sostuvieron vínculos con las comunidades y ofrecieron contención emocional. También capacitaron a voluntarias locales para mantener las labores de ayuda. En varios casos, fueron las únicas entidades que continuaron trabajando durante las emergencias.

Consecuencias para las mujeres

ONU Mujeres reconoció el rol crucial de estas organizaciones en zonas de desastre o conflicto armado. Subrayó que ellas actúan como proveedoras, defensoras y líderes dentro de sus entornos. Sin embargo, el abandono financiero afectó su sostenibilidad e impacto.

Sofia Calltorp, jefa de Acción Humanitaria de ONU Mujeres, emitió una declaración sobre el tema. Señaló que quitar recursos a estas agrupaciones pone en peligro la vida de millones de mujeres. Afirmó que apoyarlas no es solo un asunto de justicia, sino de estrategia humanitaria.

Calltorp sostuvo que antes de los recortes ya enfrentaban limitaciones económicas graves. Su capacidad de respuesta fue históricamente insuficiente frente a la magnitud de las crisis. La situación actual, dijo, agravó los vacíos estructurales en la atención humanitaria.

Según el informe, las mujeres no pueden darse el lujo de perder estos recursos vitales. Las consecuencias no se limitan a ellas, sino que afectan a familias enteras y comunidades enteras. El llamado fue claro: frenar los recortes y asegurar una financiación sostenida. –sn–