Sector salud mexiquense deja sin ejercer 7 mil millones

Por Mireya Estrada | Corresponsal

El Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) contó con un presupuesto modificado de 53 mil 271 millones de pesos para 2024. De esa cantidad, sólo se ejercieron 46 mil 305 millones, según el informe de gasto público. Esto representó un avance del 87 por ciento y un subejercicio del 13 por ciento.

Las cifras revelaron que los recursos no fluyeron hacia hospitales con necesidades urgentes. Las clínicas siguen con equipo obsoleto, instalaciones dañadas y personal insuficiente. Aunque hubo disponibilidad de fondos, el instituto no logró traducirlos en mejoras tangibles.

En varios hospitales se mantuvieron los mismos problemas estructurales desde años anteriores. El rezago en infraestructura y medicamentos persiste, incluso con presupuestos históricos autorizados.

Más gasto en nómina

El mayor gasto se concentró en sueldos y prestaciones del personal médico. De los recursos ejercidos, 26 mil 813 millones se usaron para servicios personales. Eso representó el 57.9 por ciento del total ejercido, lo que limitó el margen de inversión en otros rubros.

Esta tendencia de priorizar nómina sobre infraestructura y medicamentos ha sido constante. El peso de la nómina redujo la capacidad de reacción del sistema ante nuevas necesidades. Además, la falta de inversión tecnológica impactó la calidad del servicio médico.

El patrón dejó sin impulso la adquisición de insumos, la capacitación y la innovación hospitalaria. El gasto fijo se volvió una barrera para responder con eficacia a la demanda ciudadana. El rezago se agudizó en clínicas rurales y unidades con alta afluencia.

Programa clave sin resultados visibles

El programa de “Atención a la salud” recibió 32 mil 507 millones de pesos. De ese total, 30 mil 660 millones fueron dirigidos a población sin acceso a IMSS o ISSSTE. La cifra superó lo ejercido en años anteriores, pero no se mostraron resultados cualitativos.

No se reportaron avances en reducción de tiempos de espera o surtimiento de recetas. Tampoco se informaron mejoras en percepción del servicio por parte de los usuarios. Los indicadores de calidad no se incluyeron en el desglose financiero del programa.

El informe no aclaró si hubo beneficios concretos para comunidades vulnerables. Las cifras presentadas se centraron en la ejecución financiera, sin evidencia de impactos. Las autoridades omitieron datos sobre satisfacción ciudadana o cobertura territorial.

Falta transparencia en gasto de medicinas

El gasto en medicamentos tampoco fue claro. El informe indicó 3 mil 571 millones para materiales médicos, sin precisar cuántos fueron para fármacos. No se conoció si mejoraron los procesos de compra ni si se resolvieron reportes de desabasto.

Las quejas ciudadanas sobre falta de medicinas continuaron sin respuesta oficial. El documento omitió acciones específicas para fortalecer la distribución. La omisión impidió evaluar si la inversión cumplió objetivos de abasto continuo.

Los hospitales mantuvieron dificultades para surtir recetas completas a pacientes. La falta de medicamentos básicos afectó tratamientos crónicos y urgencias. El informe tampoco detalló estrategias logísticas o mecanismos de control de inventarios.

Servicios sin indicadores sanitarios

Durante 2024, el ISEM ofreció 17.9 millones de consultas, 123 mil cirugías y 57 mil partos. Sin embargo, el informe no mostró tasas de mortalidad materna o infecciones hospitalarias. La ausencia de esos datos limitó la evaluación sanitaria.

Tampoco se presentaron métricas de eficiencia o seguimiento clínico. No hubo información sobre reingresos hospitalarios o tratamientos incompletos. Los datos cuantitativos quedaron aislados de una valoración integral del servicio.

Las estadísticas omitieron tasas de satisfacción o acceso oportuno a consultas. Los pacientes no fueron incluidos como fuente de evaluación. La falta de transparencia generó incertidumbre sobre el impacto del gasto público. –sn–