Cumbre Empresarial China-América Latina

Opinión | Hilda Teresita Bautista Villegas – ¡Quiero que me oigan! | Aprender de Noruega tanto como de China

Si queremos que México se convierta en una nación grande, debemos mirar hacia los gigantes: no a los que gritan, sí a los que sustentan sus logros en hechos concretos que benefician a toda la población.

Por Hilda Teresita Bautista Villegas

¡No, a quienes concentran la riqueza en manos de unos pocos depredadores!

¡Sí, a quienes la administran para invertir en proyectos de crecimiento transformador y distribuir con justicia y visión de futuro!

Aquellos servidores públicos que con honestidad y estrategia se capacitan, y nos integran como nación para construir un país fuerte y estable, son quienes merecen estar en el gobierno.

En la medida en que desde nuestra trinchera cívica participamos y cumplimos, juntas y juntos fincamos nuestro presente con visión hacia un futuro pleno y en armonía.

Un poco de historia: Noruega es un país escandinavo, relativamente pequeño, con una extensión de aproximadamente 385 mil kilómetros cuadrados y una población pequeña cuya actividad económica, durante años, giró exclusivamente en torno a la pesca, explotación de madera y minerales, mismos que comerciaba desde su inmenso litoral marino con los países aledaños.

Dominado por unas condiciones climatológicas muy difíciles, durante siglos Noruega padeció de pobreza extrema hasta que, en la década de 1960, se descubrió un yacimiento de petróleo en el Mar del Norte.

Sin embargo, por sí mismo, el petróleo no implicó el extraordinario cambio en el status próspero y democrático del país.

La verdadera razón que impulsó el crecimiento de Noruega fue la acertada gestión de sus riquezas naturales, entre ellos, el petróleo y los recursos hídricos.

Las estrategias política, económica y legislativa implementadas para la administración y manejo de estos bienes nacionales fueron clave para su desarrollo integral.

En 1940 el Parlamento emitió una ley que impedía que las empresas extranjeras explotaran en su beneficio los recursos hídricos, pertenecientes única y exclusivamente a la población noruega.

Cuando en la década de los sesenta se descubrió el petróleo, el gobierno noruego estableció el Fondo de Pensiones del Gobierno (conocido como el Fondo Soberano de Noruega), que invierte las ganancias del petróleo en una amplia gama de activos internacionales.

Estas acciones, diversas, bien planificadas, permitieron a Noruega (que además cuenta con una de las tasas impositivas más altas del mundo), alcanzar una economía estable y próspera, con un alto nivel de vida, un estado de bienestar robusto, y una fuerte diversificación hacia sectores como la tecnología y las energías renovables.

Por otro lado, China, con su vasta población y un territorio de 9.6 millones de kilómetros cuadrados, siendo aproximadamente 25 veces más grande que Noruega, ha tenido una transformación económica radical en las últimas décadas.

En 1953, estratégica y genial, China estableció un proyecto de desarrollo programado llamado plan quinquenal.

Estos planes, que constan de cinco años, han sido fundamentales para la transformación de China de una economía agraria a la potencia industrial y tecnológica que es hoy.

La apertura a la inversión extranjera, y la creación de zonas económicas especiales con políticas más flexibles, para favorecer la industria y la tecnología, han llevado a China a convertirse en la segunda economía más grande del mundo.

Además, China ha invertido fuertemente en infraestructura, innovación tecnológica y educación, mejorando continuamente la calidad de vida de la ciudadanía, así como las habilidades laborales de sus trabajadores.

A China también le preocupa la creación de un entorno amable, que considere las necesidades personales de la gente para motivarlos donde quiera que se desempeñan, a mejorar, por cooperación voluntaria, la eficiencia, productividad e innovación, más que hacerlos sentir explotados.

Estas atenciones a la población incrementan la eficiencia aunada al avance tecnológico, y permiten al país seguir posicionándose líder mundial en sectores como la inteligencia artificial, la energía renovable y las telecomunicaciones.

Como acabamos de ver, en estas dos culturas, tan diferentes entre sí, el gobierno, estrictamente honesto, desempeña la función muy importante de vigilancia, conducción y asesoramiento para el usufructo de los recursos naturales, la educación, el desarrollo tecnológico y la infraestructura.

El actuar honesto y planificado ha fructificado en ambas naciones en su máximo potencial porque ambas fincan su razón de ser en la prosperidad compartida, lo que demuestra que cuando un gobierno, genuinamente, vela por los intereses de su pueblo, ¡todo el bien es posible!

Columna anterior: ¡Cuando México canta, encanta!



Escritora independiente. Apasionada de temas políticos, sociales y espirituales. Estudiosa de la salud holística y de la física cuántica, desarrollo personal, psicología e historia. Poeta, compositora de canciones y creadora de recetas de cocina, ¡deliciosas!

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Cumbre Empresarial China-América Latina | Xinhua/Tang Yi

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