La pérdida de superficie chinampera y la expansión de asentamientos irregulares alteraron el ecosistema. Activistas y académicos documentaron los daños y exigieron acciones inmediatas.
Por Fausto Hernández | Reportero
Entre 2019 y 2024, la agrupación Santuario Ajolote registró la pérdida de cerca de 50 mil metros cuadrados de chinampas. Esta desaparición ocurrió en la zona de El Ranchito, considerada una de las regiones agrícolas más representativas de Xochimilco.
Según los monitoreos del colectivo, los terrenos han sido ocupados para uso habitacional y comercial. Las chinampas afectadas formaban parte del sistema productivo tradicional que distinguía a esta demarcación.
Aun cuando se trata de una región con protección ambiental, la expansión urbana creció sin contención. Los canales han sido cubiertos con tierra para levantar casas, abrir calles y tender redes de servicios públicos.
Asentamientos ilegales
De acuerdo con investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existen al menos 87 asentamientos irregulares. Estas construcciones ocupan zonas donde la ley prohíbe cualquier tipo de urbanización.
En esas áreas de conservación ecológica se encuentran más de 24 mil viviendas. Cerca de 14 mil están habitadas y unas 12 mil poseen servicios básicos, a pesar de su estatus legal irregular.
La presión sobre el suelo agrícola y los recursos naturales se volvió crítica. Las chinampas han sido fragmentadas y sustituidas por estructuras de concreto sin control ambiental.
Las invasiones modificaron el equilibrio ecológico de canales, humedales y suelos. Las consecuencias ambientales afectan tanto a la biodiversidad como a la identidad cultural de la zona.
Contaminación del agua
Activistas señalaron que la venta ilegal de ejidos y terrenos comunales impulsó este crecimiento. El desorden territorial ha propiciado que muchas de estas viviendas descarguen aguas negras a los canales.
El medio Diario Basta expuso que parte del drenaje va directo a las corrientes lacustres. Esta situación compromete la calidad del agua y la salud de las especies endémicas.
Vecinos de San Gregorio Atlapulco y San Luis Tlaxialtemalco documentaron que el agua dejó de ser apta para uso agrícola. Denunciaron también la muerte de flora nativa y la migración de fauna.
Expertos consultados por el grupo Santuario Ajolote afirmaron que la recuperación del ecosistema requerirá intervenciones urgentes. Consideraron prioritario detener las invasiones y restaurar los canales afectados.
Área Natural Protegida
Desde 1992, los Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco fueron decretados Área Natural Protegida. La superficie abarca más de 2 mil 500 hectáreas, según registros oficiales.
Esa declaratoria incluye terrenos de San Luis Tlaxialtemalco, por tratarse de zonas chinamperas con relevancia ecológica. Sin embargo, el crecimiento urbano no se ha frenado pese a la norma.
La UNESCO reconoció este paisaje como Patrimonio Mundial por su valor agrícola y cultural. No obstante, el deterioro ambiental avanza por encima de las medidas legales existentes.
Los cultivos tradicionales han sido desplazados por la edificación clandestina. El modelo chinampero que funcionaba con técnicas ancestrales desaparece progresivamente.
Preservación en riesgo
Representantes del colectivo Santuario Ajolote exigieron a las autoridades de la Cdmx reforzar la protección de la zona. También pidieron sancionar a quienes comercien de manera ilegal con terrenos ejidales.
Aseguraron que la permisividad institucional ha permitido el deterioro de un patrimonio biocultural. Consideraron que existe complicidad entre actores locales y redes de venta clandestina.
Los investigadores de la UNAM recomendaron implementar un plan integral de recuperación. Sugirieron reforestar, limpiar los canales y retirar los asentamientos que obstruyen el flujo hidráulico.
La ciudadanía organizada ha propuesto programas comunitarios de restauración. En colaboración con académicos, ya realizaron siembras de especies nativas en algunas chinampas en riesgo.
Llamado a las autoridades
Habitantes de Xochimilco manifestaron que los avances de urbanización han sido ignorados por años. Solicitaron la intervención del gobierno federal para revertir los daños ecológicos.
Consideraron indispensable que la autoridad judicial intervenga en los procesos de invasión de tierras. En algunos casos, afirmaron, se trata de grupos que se aprovechan de la necesidad de vivienda.
Activistas, investigadores y vecinos coincidieron en que se requiere vigilancia permanente. Plantearon también la creación de un órgano especial de protección territorial.
El deterioro ecológico de Xochimilco pone en riesgo no sólo la biodiversidad, sino también una forma de vida. La pérdida de chinampas representa un retroceso ambiental y cultural para la capital del país. –sn–

