Narradores comparten vivencias en voz propia

Por Gabriela Díaz | Reportera                                                       

La Biblioteca Central de la UNAM impulsa una forma distinta de leer: escuchar personas. La iniciativa reunió autores con lectores para compartir experiencias reales en voz propia.

A través del programa “Biblioteca Humana”, coordinado por la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI), la UNAM implementó una dinámica interactiva. El público accedió a “libros humanos” con relatos reales y personales.

Lectura viva y cercana

La actividad ocurrió en el Departamento de Consulta de la Biblioteca Central (BC), ubicada en Ciudad Universitaria. El recinto cuenta con más de 619 mil volúmenes registrados en su catálogo general. Durante el semestre que concluyó, la propuesta reunió a narradores, principalmente escritores, quienes ofrecieron sus testimonios. Personas lectoras se acercaron al espacio para escuchar directamente sus historias.

Según la jefa de la DGBSDI, Elsa Margarita Ramírez Leyva, la biblioteca dejó de ser solo un sitio de libros físicos. Se transformó en un foro abierto para la expresión, el pensamiento y el encuentro social. Como parte del proyecto “Voces Vivas: Explorando Historias en la Biblioteca Humana”, la entrada a las actividades fue libre. El objetivo consistió en abrir nuevas formas de aprendizaje.

Testimonios que impactaron

Durante el semestre, se realizaron dos sesiones principales. Una de ellas fue “Arritmia”, del poeta Carlos Emilio Zavala, alumno de la Facultad de Arquitectura. La otra correspondió a “La Caja. Crónica de un secuestro de 290 días”, una narración testimonial de Alberto de la Fuente y de la Concha. Él fue la primera persona en presentarse como “libro humano”.

De la Fuente relató su secuestro ocurrido en 2016 en la ciudad de Puebla. Permaneció encerrado más de nueve meses y medio en una celda de 1.50 por 2 metros de superficie. El empresario reveló que logró comunicarse con sus captores mediante una libreta. En ella escribió cartas dirigidas al jefe del grupo criminal, a pesar de sufrir torturas acústicas.

Escritura como resistencia

“Me obligaban a escuchar narcocorridos las 24 horas”, narró. “Esa libreta fue mi única forma de mantenerme lúcido. Me ayudó a medir el tiempo y resistir mentalmente”. Los asistentes permanecieron atentos durante el relato. El autor confesó que imaginaba, como en una serie estadounidense, un rescate por parte de un comando especial.

A pesar del encierro, sus plagiarios le proporcionaron libros. “Leí 21 títulos, muchos sobre zombis o asesinos. Aun así, me ayudaron a mantenerme vivo”, contó. Tras su liberación, escribió el libro “La Caja” para sus hijos. En él recopiló lo vivido en cautiverio y cómo la escritura influyó en su recuperación emocional.

Poeta universitario comparte obra

La segunda sesión del semestre estuvo a cargo de Carlos Emilio Zavala, poeta reconocido con el VI Premio de Poesía Hispanoamericana “Francisco Ruíz Udiel”. Durante su intervención, leyó fragmentos de su obra “Arritmia”. Explicó parte de su proceso creativo y los sentimientos que lo llevaron a escribir poesía.

Mencionó que su estilo tiene influencias de autores como Juan Gelman, Nicanor Parra, Luis García Montero, así como de músicos como Joaquín Sabina y Charly García. Zavala afirmó que escribir se volvió un camino de autoconocimiento. Los asistentes le expresaron preguntas sobre sus textos, que giran en torno al amor, el cuerpo y la pérdida.

Proyecto continuará en otoño

La Biblioteca Humana logró conectar las letras con las emociones. Ambas sesiones reunieron a jóvenes universitarios, académicos y público en general. Desde la DGBSDI confirmaron que el proyecto seguirá el próximo semestre. El objetivo será invitar más “libros humanos” con relatos de vida diversos.

Las siguientes ediciones buscarán integrar también a científicos, artistas y cronistas, según informaron autoridades universitarias. La sede seguirá siendo la Sala de Consulta. El formato de entrevista directa con el narrador, sin intermediarios ni tecnologías, permitió una conexión más profunda con los relatos. –sn–

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