Situado entre el mar y el bosque mediterráneo, el Hotel Santa Marta apuesta por la integración con el entorno y el confort contemporáneo.
Por Deyanira Vázquez | Reportera
El reciente rediseño del Beach Club SantaMar, uno de los espacios más singulares del hotel, ha supuesto un paso adelante en esta evolución. El proyecto ha sido concebido como una fusión respetuosa entre lujo discreto y paisaje natural, en un entorno cuidadosamente intervenido para potenciar la conexión con el bosque y el mar.
La transformación, liderada por el estudio Isern Associats y la interiorista Olga Pajares, ha contado con un equipo técnico multidisciplinar y ha incorporado elementos de diseño orgánico que recuperan el diálogo con el terreno original. La actuación incluye nuevas piscinas —una de ellas infinitas con vistas panorámicas—, zonas de sombra natural entre pinos, espacios de descanso y una zona de masajes frente al mar. Además, se ha renovado el restaurante SantaMar, que apuesta por una cocina mediterránea de proximidad en un espacio construido con materiales nobles como travertino, madera de castaño o cáñamo.
Más allá de esta intervención, el Hotel Santa Marta sigue apostando por un modelo de alojamiento centrado en el bienestar integral. Su Wellness & Spa, con más de 400 metros cuadrados, ofrece circuito de aguas, sauna, hammam, tratamientos personalizados y clases de yoga al aire libre. La propuesta gastronómica se completa con el Restaurante 58, que ofrece cocina de autor basada en productos de temporada.
Con 76 habitaciones bañadas por la luz natural y vistas al mar o al bosque, el hotel conserva su esencia como espacio de desconexión y contemplación, en diálogo constante con el entorno. Su proximidad a espacios como los Jardines de Santa Clotilde, Marimurtra o la ermita de Santa Cristina refuerzan su valor como punto de partida para explorar la riqueza natural y patrimonial de la zona. –sn–

