Un estudio reveló la elevada cantidad de azúcar en diferentes presentaciones de Coca-Cola. Azúcar en cada presentació.

Por Gabriela Díaz | Reportera                                                       

La Coca-Cola fue reconocida como el producto más consumido en el mundo, con millones de personas que la ingirieron diariamente sin conocer a detalle su contenido de azúcar y aditivos. Un estudio realizado en 2013 por la organización El Poder del Consumidor evidenció los niveles de azúcar en diversas presentaciones de esta gaseosa. El informe reveló cifras que superaron ampliamente la ingesta recomendada para un adulto promedio.

De acuerdo con los datos presentados, una botella de 600 mililitros contuvo 63 gramos de azúcar, equivalentes a 12.5 cucharadas cafeteras. Esta cantidad cubrió entre el 182% y el 252% del límite diario aconsejado para una persona adulta. En México, una cucharada cafetera equivale a 5 gramos de azúcar y la ingesta máxima tolerada por un adulto se situó entre 5 y 7 cucharadas al día.

El documento también precisó que, según información de Coca-Cola España, una lata de 330 mililitros tuvo 35 gramos de azúcar, lo que representó 9.7 cucharadas cafeteras. Esta porción significó 139 calorías, cerca del 10% de la ingesta calórica diaria recomendada para un adulto promedio.

En tanto, un vaso de Coca-Cola de 250 mililitros presentó 27 gramos de azúcar, equivalentes a 8.5 cucharadas cafeteras. Con esa cantidad, un solo vaso cubrió el consumo promedio diario de azúcar recomendado para una persona adulta.

Riesgos para la salud infantil

El análisis advirtió que, por la elevada presencia de aditivos y estimulantes, esta bebida no resultó recomendable para niños. El organismo de un infante no procesó el azúcar con la misma eficiencia que el de un adulto. El consumo excesivo en edades tempranas se asoció con el desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 1.

La investigación estimó que un niño no debería ingerir más de 3 a 4 cucharadas cafeteras de azúcar al día. Este límite se superó con menos de medio vaso de la gaseosa. Los expertos consultados coincidieron en que la exposición temprana a niveles tan altos de azúcar aumentó riesgos metabólicos.

El estudio de El Poder del Consumidor también abordó el papel del consumo de refrescos en la epidemia de sobrepeso y obesidad. México figuró entre los países con mayor ingesta de bebidas azucaradas, lo que contribuyó al incremento de padecimientos crónicos.

Además, la investigación subrayó que el exceso de azúcar no solo afectó el metabolismo, sino también la salud dental. El alto contenido favoreció la aparición de caries y erosión del esmalte dental.

Contexto global del consumo

A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó reducir el consumo de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total. Para un adulto, esto equivalió aproximadamente a 50 gramos de azúcar al día.

En países como México, la cifra promedio de consumo de azúcar diario se situó muy por encima de lo sugerido por la OMS. Las bebidas gaseosas, encabezadas por la Coca-Cola, constituyeron una de las principales fuentes.

Las cifras del estudio de 2013 siguen siendo utilizadas como referencia por organizaciones de salud pública. Esto se debe a que, aunque la empresa ha introducido versiones bajas y sin azúcar, el producto original mantiene su formulación con altos niveles de este ingrediente.

El consumo frecuente de refrescos azucarados también se relacionó con un mayor riesgo cardiovascular. Investigaciones médicas documentaron incrementos en la presión arterial y en los niveles de triglicéridos.

Acciones de prevención

En respuesta a los hallazgos, diversas organizaciones impulsaron campañas de concientización sobre el consumo responsable de bebidas azucaradas. Se promovió la sustitución por agua simple y opciones naturales sin azúcar añadida.

El gobierno federal, a través de la Secretaría de Salud, implementó estrategias de etiquetado frontal. Con esta medida se buscó informar de manera clara a los consumidores sobre los riesgos asociados al consumo excesivo de azúcares.

En el ámbito escolar, algunas entidades prohibieron la venta de refrescos y productos con alto contenido de azúcar. La medida intentó reducir la exposición de los niños a bebidas de este tipo durante la jornada académica.

Pese a las advertencias, el producto continuó siendo uno de los más comercializados en México y en el mundo. La tradición cultural y la amplia disponibilidad contribuyeron a su presencia en la dieta cotidiana.

Recomendaciones finales

Los especialistas insistieron en que la moderación resultó clave para evitar los efectos adversos. Reemplazar el consumo habitual de refrescos por agua y bebidas naturales sin azúcar redujo significativamente los riesgos.

El Instituto Nacional de Salud Pública recordó que el exceso de azúcar no es necesario para el organismo humano. La energía requerida puede obtenerse de alimentos y fuentes más saludables.

También se sugirió a los padres reforzar la educación alimentaria en el hogar. Enseñar a los niños sobre los efectos del azúcar fomenta hábitos más saludables desde temprana edad.

Finalmente, el estudio de El Poder del Consumidor concluyó que la transparencia en la información y la regulación efectiva son herramientas fundamentales para proteger la salud pública frente a productos con alto contenido de azúcar. –sn–

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