La serie «Las muertas» revive los crímenes de las hermanas Baladro y expone corrupción nacional.
Por Brenda Aguilar | Reportera
Esta semana se reveló en la colonia Roma de ciudad de México (Cdmx) la portada gigante de la revista Alarma!, con la historia criminal de las hermanas Arcángela y Serafina Baladro, conocidas por encabezar una red de burdeles y corrupción.
El caso inspiró la primera serie del director Luis Estrada, quien retomó la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia para retratar la violencia, la ambición y el abuso de poder en el México de los años sesenta.
La producción fue anunciada como un proyecto que exponía la magnitud de los delitos cometidos por las hermanas Baladro, conocidas públicamente como “madrotas” y señaladas por su vínculo con asesinatos múltiples.
Estreno de la serie
La campaña de difusión incluyó la exhibición de portadas del semanario sensacionalista Alarma! en un muro de la colonia Roma, donde se recrearon las notas rojas que documentaron los crímenes cometidos por las Baladro.
Durante cuatro semanas, los transeúntes podrán observar las imágenes alusivas a la red criminal que operaron, lo cual funcionó como parte de la estrategia promocional de la serie.
La historia narró el ascenso y la caída de un imperio de prostitución y corrupción construido por las hermanas en varias ciudades del país.
El lanzamiento oficial de la producción en Netflix fue programado para el próximo 10 de septiembre, con acceso global para suscriptores.
Crímenes de las Baladro
La novela de Jorge Ibargüengoitia en la que se basó la serie relató cómo las hermanas Arcángela y Serafina acumularon poder a través de burdeles clandestinos, protección política y violencia contra mujeres en situación de vulnerabilidad.
Los expedientes judiciales indicaron que los delitos incluyeron homicidios, desapariciones y explotación sexual, hechos que estremecieron a la opinión pública nacional en su momento.

Los documentos describieron cómo las autoridades locales y federales de la época fueron señaladas por omisión o complicidad en el crecimiento de esta red de trata.
El retrato de la corrupción institucional se convirtió en un eje narrativo esencial tanto de la novela como de la serie televisiva.
Estrategia audiovisual
El director Luis Estrada señaló que el proyecto buscó recrear el contexto histórico de los años sesenta en México, con una estética visual que retomó la crudeza de la nota roja.
El guion adaptó pasajes completos de la obra de Ibargüengoitia, manteniendo la ironía y el lenguaje crítico que caracterizó al escritor guanajuatense.
La serie contó con un reparto conformado por actrices nacionales que interpretaron a las hermanas Baladro, además de un elenco internacional en papeles secundarios.
La producción fue filmada en locaciones del Estado de México, Puebla y Ciudad de México, con un equipo técnico integrado por profesionales mexicanos.
Impacto cultural
La historia de las Baladro se inscribió en la memoria colectiva como un caso paradigmático de violencia y explotación.
El proyecto audiovisual pretendió recuperar esa memoria histórica, al mismo tiempo que evidenció la permanencia de estructuras de corrupción en distintos ámbitos de la vida pública.
El estreno en Netflix se convirtió en uno de los lanzamientos más esperados de septiembre, con amplia cobertura en medios nacionales e internacionales.
Con ello, se buscó abrir un espacio de reflexión en torno a la violencia estructural y la impunidad que marcaron parte de la historia reciente del país. –sn–


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