México conmemora el sismo de 1985 y analiza riesgos futuros de gran magnitud.
Por Martín García | Reportero
El investigador Carlos Valdés González, del Instituto de Geofísica de la UNAM, recordó los impactos del 19 de septiembre de 1985. El sismo dejó huella en la población, aunque no fue el de mayor magnitud en el país.
Valdés precisó que el sismo más intenso registrado ocurrió en 1787, con epicentro en la costa de Oaxaca. El cálculo de magnitud fue de 8.6, cifra superior a la del terremoto de 1985.
En los primeros ocho meses de 2025 se reportaron más de 21 mil movimientos telúricos. En contraste, durante 2024, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) contabilizó 33 mil 418 eventos en territorio mexicano.
Sismos en la memoria colectiva
El investigador explicó que la población debía mantener atención a medidas de seguridad y prevención. La principal lección de los sismos fue la importancia de la protección civil en la vida cotidiana.
Subrayó que los grandes movimientos telúricos funcionaron como un proceso colectivo de memoria social. Los mexicanos recordaron lo que hacían en el momento del temblor y compartieron experiencias comunes.
El SSN, a cargo de la UNAM, cumplió 115 años de operaciones el 5 de septiembre de 2024. Su trabajo incluyó el monitoreo constante de la actividad sísmica en todas las regiones del país.
Con motivo del 40 aniversario del sismo de 1985, Valdés resaltó otros eventos relevantes. Entre ellos, los de 1932 en Jalisco y Colima, y el de 2017 en el Golfo de Tehuantepec.
Movimientos sísmicos históricos
El sismo de 1932 tuvo magnitud de 8.2 y afectó las costas de Jalisco y Colima. En tanto, el de 2017 registró la misma magnitud y se localizó en el Golfo de Tehuantepec.
Este último, ocurrido el 7 de septiembre de 2017, se presentó a una profundidad de 45.9 kilómetros. Su impacto en la zona central del país fue limitado debido a la distancia epicentral.
Otros casos relevantes incluyeron el llamado sismo de El Ángel, del 28 de julio de 1957. Con magnitud 7.6, provocó la caída del Ángel de la Independencia en Paseo de la Reforma.
El 19 de septiembre de 2017 ocurrió otro movimiento de magnitud 7.1. Su epicentro se ubicó entre los estados de Puebla y Morelos, a 57 kilómetros de profundidad.
Lo particular del 19S de 1985
El fenómeno de 1985 tuvo magnitud 8.1 y se registró a las 7:19 horas. Rompió una falla de 180 kilómetros de longitud bajo las costas de Michoacán y Guerrero.
Aunque el epicentro estuvo en Caleta de Campos, el movimiento afectó gravemente a la capital. Las ondas sísmicas viajaron cientos de kilómetros y alcanzaron gran intensidad en la Ciudad de México.
Valdés explicó que en suelos blandos la intensidad sísmica se amplificó hasta 30 veces. Por esa razón, la zona centro de la capital experimentó mayores daños que otras regiones.
Recordó que en 1981, un sismo previo había debilitado la misma zona. Cuando ocurrió el de 1985, la ruptura se extendió más rápido debido a esa condición previa.
Brecha de Guerrero y riesgos futuros
Sobre la teoría de la brecha de Guerrero, señaló que sigue sin liberar energía significativa. Han pasado más de 100 años sin un movimiento de gran magnitud en esa región.
Si ocurriera un sismo de magnitud 8 en la brecha, se sentiría con mayor fuerza en la capital. Aunque no sería más grande que el de 1985, la cercanía amplificaría la intensidad percibida.
Valdés advirtió que la duración del movimiento sería superior, generando esfuerzos extremos en construcciones. Este escenario formó parte de los análisis de riesgo sismológico en curso.
Finalmente, recordó que no todos los temblores provienen de la costa. En 1999 se registró uno de magnitud 7 en Tehuacán, Puebla, con repercusiones significativas. –sn–


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