El programa federal amplía cobertura educativa y prioriza escuelas en zonas marginadas.
Por Paola Ramírez | Reportera
El programa La Escuela es Nuestra impulsado por el gobierno federal se consolida como estrategia nacional. Su objetivo fue mejorar la infraestructura de planteles públicos de educación básica y media superior en todo México.
La iniciativa busca garantizar espacios dignos, seguros y con mejores oportunidades de aprendizaje para estudiantes. El modelo se sustentó en la participación comunitaria y la corresponsabilidad de padres y docentes.
En 2025, el programa anunció la atención de 75 mil escuelas adicionales de educación básica. Con ello, alcanzó una cobertura nacional estimada del 65 por ciento en este nivel educativo.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que los recursos priorizaron planteles con mayores carencias. El titular, Mario Delgado, explicó que se integraron también escuelas incluidas en planes de justicia y los CAM.
Avances en educación básica
De acuerdo con los datos oficiales emitidos durante la tradicional conferencia de prensa desde Palacio Nacional, el impacto contempló la atención de 75 mil planteles nuevos. Esta cifra se sumó a las escuelas que ya habían recibido apoyo en fases anteriores.
Las zonas de alta marginación resultaron prioritarias para la aplicación del programa en 2025. Los Centros de Atención Múltiple que atienden a estudiantes con discapacidad recibieron recursos adicionales.
El fortalecimiento de planteles permitió garantizar condiciones más equitativas en comunidades con menos infraestructura. Las acciones beneficiaron directamente a miles de familias en diversas regiones del país.
Con estas medidas, el programa buscó reducir brechas educativas entre localidades urbanas y rurales. La meta se planteó como un avance hacia un sistema escolar más inclusivo.
Educación media superior
En el nivel de educación media superior, el programa amplió su cobertura en 2025. Se incorporaron seis mil escuelas adicionales hasta completar el 100 por ciento de cobertura nacional.
La SEP señaló que este logro representó un avance histórico en infraestructura escolar. El impacto favoreció a instituciones de bachillerato, telesecundarias y otros subsistemas del país.
El plan contempló destinar recursos a instalaciones, mobiliario y rehabilitación de espacios educativos. Todo con la finalidad de consolidar entornos más seguros para el aprendizaje de los estudiantes.
El gobierno federal informó que la asignación de recursos consideró criterios de equidad y necesidad. Con ello, se garantizó que la inversión alcanzara a comunidades en situación de vulnerabilidad.
Impacto comunitario
El programa La Escuela es Nuestra se diseñó con un enfoque participativo y comunitario. Padres, madres y docentes intervinieron en la toma de decisiones sobre el uso de recursos.
Las asambleas escolares definieron prioridades de inversión en infraestructura según las necesidades locales. De esta forma, el control de los recursos permaneció en manos de la comunidad.
El modelo promovió la transparencia y la corresponsabilidad en cada plantel beneficiado. Esto permitió que las obras tuvieran mayor pertinencia social y respondieran a las realidades escolares.
El enfoque comunitario también fortaleció la organización escolar y la identidad entre familias y alumnos. El impacto se reflejó en mejores condiciones para el desarrollo integral de los estudiantes. –sn–


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