El consumo nacional de cerdo aumentó y la producción fortaleció la seguridad alimentaria.

Por Deyanira Vázquez | Reportera                                        

En septiembre, las cocinas mexicanas se convirtieron en escenario de celebración con la carne de cerdo como protagonista. Su sabor inconfundible y su creciente relevancia la consolidaron en la mesa nacional durante las Fiestas Patrias.

De acuerdo con el Compendio Estadístico 2025, esta proteína registró el mayor incremento en consumo. Fueron 205 mil toneladas adicionales en comparación con el año anterior en todo México.

Este aumento confirmó que más familias mexicanas incorporaron la carne de cerdo en su dieta cotidiana. Así, el sector porcícola se afianzó como parte esencial de la cultura alimentaria del país.

Aunque las exportaciones presentaron ajustes en Japón, Corea del Sur y Estados Unidos, el consumo interno compensó. La porcicultura mexicana encontró en el mercado nacional estabilidad y crecimiento sostenido.

Producción nacional en ascenso

La producción de carne de cerdo alcanzó en 2025 un volumen de 1.8 millones de toneladas. Este resultado significó un crecimiento anual del 2.5% en comparación con el año anterior.

Diez estados concentraron más del 86% de la producción nacional de carne de cerdo. Jalisco encabezó la lista con 426 mil toneladas, lo que representó un aumento de 3.7%.

En segundo lugar se ubicó Sonora con 320 mil toneladas y un alza de 1.9%. En tercer sitio quedó Puebla con 191 mil toneladas y un incremento de 2.1%.

A estas entidades se sumaron Yucatán con 171 mil toneladas y 3.1% de crecimiento. También Veracruz con 166 mil toneladas y 2.6% más respecto al año previo.

Aporte en seguridad alimentaria

Guanajuato produjo 143 mil toneladas con un alza de 2.0%, mientras que Michoacán, Chiapas, Oaxaca y Querétaro completaron el top 10 con incrementos sostenidos. Estas cifras confirmaron la importancia estratégica del sector.

Durante las celebraciones patrias, la carne de cerdo formó parte de platillos tradicionales. Entre ellos sobresalieron el pozole, los tacos al pastor, la cochinita pibil y las carnitas.

Cada receta demostró que la carne de cerdo además de sabor aportó identidad cultural. Su uso reforzó la tradición culinaria de distintas regiones del país.

El consumo de carne de cerdo se consolidó como símbolo de celebración nacional en septiembre. Esta tendencia unió gastronomía, cultura y producción en torno a un mismo ingrediente.

Beneficios nutricionales reconocidos

Desde la perspectiva de la salud, la carne de cerdo aportó proteínas de alta calidad. También fue fuente de vitaminas del complejo B y minerales esenciales.

Estos nutrientes fortalecieron la salud muscular, el metabolismo energético y el bienestar general. Así se consolidó como opción clave en dietas balanceadas de la población mexicana.

“La cadena productiva mantuvo un enfoque en bienestar animal e inocuidad alimentaria”, declaró Raúl García. El gerente técnico de la Unidad de Porcicultura de MSD Salud Animal México resaltó la relevancia de estos factores.

Explicó que los consumidores demandaron productos confiables y de origen responsable en el mercado global. Cada corte en el país respondió a estándares internacionales y a resiliencia sectorial.

Gastronomía y tradición mexicana

En el ámbito gastronómico, la versatilidad de la carne de cerdo marcó diferencia. Su adaptación a recetas sencillas o festivas permitió mantener sabores tradicionales en todo el país.

Desde los tacos al pastor en la Cdmx hasta la cochinita pibil en Yucatán, cada platillo sobresalió. La carne de cerdo se convirtió en un vehículo de historia, cultura y sabor.

Este ingrediente demostró que la alimentación mexicana preservó identidad en cada preparación. Su consumo reforzó la conexión entre gastronomía y celebración nacional.

El sector porcícola concluyó septiembre con cifras récord en consumo y producción. La carne de cerdo unió tradición, nutrición y fortaleza económica en las Fiestas Patrias. –sn–

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