Aguacate mexicano

Opinión | ¡Quiero que me oigan! | Uruapan, ¿una isla solitaria?

Resulta doloroso ser testigo de lo que acontece en Michoacán, especialmente para quienes tenemos familia en algún municipio como Zamora, Morelia o Uruapan, donde en este mes de septiembre, día a día, se han cometido delitos con pérdida de vidas.

Por Hilda Teresita Bautista Villegas

Preocupa el aparente desapego por parte del gobierno federal y estatal respecto a los asuntos de protección y seguridad que atañen a los habitantes del Estado.

En Uruapan, desde hace años la economía local, constituida por agricultores productores de aguacate, artistas, artesanos, médicos, maestras, cocineras, comerciantes y mucho más, lucha contra los intentos de desplazo o sometimiento por parte de las mafias.

De acuerdo con cifras de la Fiscalía estatal, en 2024 se registraron más de 700 homicidios dolosos y cientos de denuncias por extorsión, lo que refleja la magnitud del problema.

De forma cotidiana, en algún punto de la ciudad se registran amenazas y delitos como la desaparición forzada, la invasión de terrenos, el despojo de vehículos, robo de fruta en las huertas, talas clandestinas, el cobro de piso y otros.

Desde la primera década del siglo XXI, la delincuencia —como una marea— desciende avasalladora, cerros abajo, hasta la ciudad, con el propósito de extender sobre la población los tentáculos del temor y expulsar a los legítimos dueños de los negocios locales y de las huertas.

Esta complicada situación, que no parece dejar de incrementarse y que se afronta prácticamente sin un soporte federal o estatal continuo, nos hace pensar en Uruapan como una isla solitaria dentro del territorio nacional.

Dos percepciones cuánticas de una realidad

(Como en la física cuántica, donde una partícula cambia según quién la observa, la realidad de Uruapan también se transforma dependiendo del ojo que la mira).

La percepción de los que han sido agraviados por las mafias

Carlos Manzo, actual presidente municipal de Uruapan, asumió el cargo en septiembre de 2024. Con pesar, admite que heredó una estructura gubernamental plagada de corrupción. De antemano lo sabía y aun así decidió seguir adelante con su candidatura, para lo cual se rodeó de un equipo de colaboradores capacitados y convencidos, al igual que él, de que gobernar no es un negocio sino un servicio al pueblo.

Su propósito primordial es encauzar con rectitud la dirección del municipio, garantizar la distribución honesta del presupuesto y contar con un equipo policial de primer orden. A pesar de su compromiso apasionado, su voluntad, y la de su gabinete, no son suficientes para mantener a la ciudadanía segura frente a las amenazas cotidianas.

El dolor sacude y despierta. El día 15 de septiembre le fue arrebatada la vida a un elemento de la policía municipal y, ante esta situación, el presidente de la municipalidad respondió convocando a la ciudadanía a bloquear las obras del teleférico hasta recibir respuesta activa de parte del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.

La percepción de esos mafiosos que cargan sentimientos históricos de agravio

Por otro lado, desde la perspectiva de quienes han terminado en estas redes delincuenciales, casi siempre, por detrás, hay una historia humana: jóvenes que crecieron sin oportunidades, familias enteras que sintieron el abandono del estado y encontraron esta forma riesgosa de supervivencia. Aunque esas circunstancias no justifican los daños causados —que son reales y dolorosos—, sí nos recuerdan que estamos ante seres humanos con necesidades que, desde su visión, también merecen ser satisfechas.

Una comerciante del centro lo resume así: “Aquí vivimos con miedo, pero seguimos abriendo la cortina cada mañana porque de eso depende la comida de nuestros hijos”.

La violencia no es justificable

En las últimas semanas, farmacias, supermercados y otros negocios locales han sido asaltados a plena luz del día, como si la delincuencia estuviera enviando a todo México un mensaje de confrontación dirigido a la autoridad.

Recientemente hemos visto a la presidente Claudia Sheinbaum Pardo participar en eventos públicos en Morelia, donde el tema de la inseguridad en Uruapan sigue siendo tabú. Y mientras a unos les resulta escandaloso no escuchar al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla referirse a estos conflictos, “los otros, los delincuentes”, consideran su derecho legítimo seguir adelante para recuperar, del modo que sea, la dignidad y los derechos que antaño les fueron arrebatados.

De acuerdo con la promesa de bienestar cultivada en el corazón de cada votante por la «cuarta transformación«, en cada esquina de este bastión de la artesanía, el arte, la ciencia y la agricultura nacional que es Uruapan, debieran convivir los pobladores en armonía, solidaridad y respeto.

Aunque las cifras oficiales muestran un descenso en ciertos delitos a nivel nacional, en Uruapan el grito silencioso de la ciudadanía compite con la voz de la presidente, demostrando que el reinado de una “mafia intocable” aún se extiende sin oposición visible por parte de las autoridades federales. Quizás, y solo quizás, esto se deba a que un sector enorme de la población michoacana invoca la ayuda de la federación mientras cuestiona y desacredita los proyectos y minimiza, con cierta falta de respeto, los enormes esfuerzos de la cuarta transformación mientras, millones de personas, de otros Estados, avalan y legitiman estos resultados.

Para cruzar la tormenta debemos remar en la misma dirección y con un pensamiento de lealtad al mismo propósito.

¡No es indiferencia, es estrategia!

A pesar del panorama desolador, no toda solución es receta instantánea y represiva. El ideal de la convivencia humanista es el bienestar colectivo. Para ello se requiere buscar satisfacer las necesidades del prójimo tanto como las nuestras, sin poner nuestros propios intereses por encima de los ajenos.

Los programas sociales desarrollados por la cuarta transformación son el puente para compartir beneficios y construir las respuestas que comunidades enteras han esperado por décadas.

¿Queremos cosechar los frutos del éxito?

Sumemos nuestra confianza a este generoso proyecto de nación. Sin servilismo ni apatía, consideremos cada punto del plan de desarrollo. La unión hace la fuerza y, por el bien de todos, ¡primero los pobres!

Por último, vale la pena preguntarnos: ¿Es Uruapan una isla solitaria?

¡No lo será si México entero, y sobre todo los michoacanos reconocen, en este municipio, un espejo de lo que aún falta por atender y con decisión generosa de servicio, comprometida y ante todo colectiva, seguimos contribuyendo a que se tiendan los puentes para que la esperanza no deje fuera ningún rincón del país!

Columna anterior: “Hecho en México está mejor hecho”



Escritora independiente. Apasionada de temas políticos, sociales y espirituales. Estudiosa de la salud holística y de la física cuántica, desarrollo personal, psicología e historia. Poeta, compositora de canciones y creadora de recetas de cocina, ¡deliciosas!

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