Judios

Opinión | ¡Quiero que me oigan! | Yom Kippur

En el marco de la reflexión espiritual que trae Yom Kippur, el día del Perdón en la tradición judía, se nos invita a bendecir a nuestros seres queridos y desearles bienestar.

Por Hilda Teresita Bautista Villegas

Al mismo tiempo, sabiendo que a partir de mañana 1 de octubre durante 25 horas el pueblo judío ayunará y orará invocando el perdón, es natural preguntarnos sí después de la purga este acto de redención renovará, en la consciencia del gobierno israelí, el día dos de este mes, la licencia para continuar el exterminio del pueblo enemigo, sin censura ni compasión. 

Desde la perspectiva de una humanidad compartida, es crucial entender que el muy castigado pueblo palestino no es lo mismo que Hamás, la dictadura que lo gobierna. Como tampoco el pueblo judío es el gobierno israelí. 

Muchas veces, frente al conflicto armado el silencio que se percibe por parte de los pueblos involucrados como víctimas no es complicidad ni aceptación, sino una forma lastimera de sobrevivir en un entorno donde expresarse libremente es peligroso.

Cuando miramos más allá de los gobiernos y las facciones, encontramos que aquellos seres humanos, tanto palestinos como israelíes, comparten anhelos comunes: vivir en paz, cuidar de sus familias y ver crecer a sus hijos sin miedo. 

¿Israel o Palestina? 

¿Blancos o negros? ¿Ricos o pobres? ¿Guapos o feos? ¿Quién vale más? ¿Quién decide si viven o mueren, si valen más o valen menos? Esto lo deciden los que están en el mando y gobiernan, no lo decide la ciudadanía, ni los soldados ni tampoco sus familias, lo que lamentablemente sí deciden quienes salen al combate, ¡es obedecer! 

Esas masacres no cesarán mientras existan soldados dispuestos a ofrendar sus vidas sometidos al discurso del sacrificio honroso. 

¿Porqué perder la vida en nombre de la división? Así como las redes sociales han venido a fusionar culturas, así también deberían fusionarse los corazones en busca de acuerdos respetuosos. 

No importa cómo se llame tu Dios o el mío. O qué nombre se le da al arroz en tu país. El sol es el mismo, el oxígeno es el mismo y nuestros organismos están compuestos de los mismos elementos. Nuestros cuerpos, mentes y espíritus son semejantes. Aprendamos a dialogar sin intentar sacarnos los ojos porque nuestro idioma es diferente. Traigamos a mano el traductor de Google para comunicarnos y descubrir que, así como hay poemas en ruso, chino, hebreo, turco y árabe, también los hay en español, purépecha, tarasco o inglés, etc.

Yo, como millones, sabemos que la reconciliación no vendrá de las cúpulas del poder, sino del reconocimiento mutuo entre personas que comparten esperanzas y necesidades.

Oro para que el perdón exista en todo corazón:

Inspirada por el espíritu de la compasión y la empatía, oro para que el perdón exista siempre en todo corazón y más allá de cualquier culto o religión. El perdón que requerimos para condonar nuestras propias faltas, descubrir la nobleza que nos es propia; poder reconstruirnos y reconstruir todo aquello que la humanidad ha distorsionado.

Solo así, libres de rencor y plenos de humildad, será que la presencia de Dios en nuestro interior asumirá su papel fundamental en nuestra vida para guiarnos y elevar nuestra vibración colectiva.

Y solo así, cuando el perdón no sea un acto aislado de un día festivo, sino una práctica constante que confronte la injusticia y la violencia, podremos hablar de verdadera espiritualidad. El perdón no puede ser cómplice del silencio ni de la indiferencia: ha de ser la fuerza que nos impulse a rebelarnos contra toda forma de dictadura y a construir un mundo donde la vida de cada ser humano sea sagrada. 

Recordemos que la bendición más grande es la de reconocer la humanidad del otro. Así y solo así, desde el encuentro humano y la comprensión, podremos soñar con un futuro donde las bendiciones de paz sean compartidas por todos los pueblos.

Oro porque este día de Yom Kippur, del primero de octubre del año 2025, sea el día en que el perdón modifique definitivamente la consciencia antigua de rivalidad que separa a los pueblos por motivos religiosos. 

Que la paz reine en los corazones y que nuestra vibración energética individual se eleve simultáneamente y en cada rincón del planeta a un nivel superior donde reine la armonía. 

¡Así sea!

Columna anterior: Puente de La Concordia en Iztapalapa



Escritora independiente. Apasionada de temas políticos, sociales y espirituales. Estudiosa de la salud holística y de la física cuántica, desarrollo personal, psicología e historia. Poeta, compositora de canciones y creadora de recetas de cocina, ¡deliciosas!

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