Los profesionales que combinan trabajo, familia y estudios enfrentan el desafío de equilibrar múltiples roles sin sacrificar ninguno de ellos.
Por Deyanira Vázquez | Reportera
Carla regresa a casa después de un día intenso de trabajo. Revisa las tareas de sus hijos mientras cena y, más tarde, se conecta a su clase virtual de maestría. Son las 10:30 de la noche cuando finalmente cierra la computadora, consciente de que al día siguiente el ciclo se repetirá. Esta escena refleja la realidad de miles de profesionales que buscan crecer profesionalmente sin descuidar a su familia.
La tensión entre desarrollo profesional y vida personal ha alcanzado un punto crítico. Según datos recientes, el 59% de los trabajadores no aceptaría un empleo que comprometa este equilibrio.
La situación se complica aún más para los padres que trabajan tiempo completo: casi el 67% asegura que dejaría su empleo para enfocarse en la familia si las condiciones económicas lo permitieran. Sin embargo, renunciar al crecimiento profesional rara vez es viable. La clave radica en encontrar estrategias que favorezcan el desarrollo integral.
La gestión del tiempo es uno de los pilares para lograrlo. Establecer horarios, reservar espacios para la familia y definir momentos de estudio permite aprovechar cada hora del día. La tecnología también es una aliada, al ofrecer aplicaciones de organización y plataformas educativas con flexibilidad horaria.
Otro factor esencial son los límites claros: definir cuándo termina la jornada labora. Esta delimitación no solo favorece al profesional, sino que fomenta el respeto y la organización en el entorno familiar. –sn–

