El transporte de carga enfrenta retos ambientales y adopta vehículos cero emisiones estratégicamente.

Por Deyanira Vázquez | Reportera                                        

El cambio climático demandó acciones concretas de los sectores económicos, entre ellos el transporte de carga. Este segmento es esencial para la economía y representa un desafío ambiental de alto impacto.
Las empresas buscan cumplir metas climáticas y mejorar la eficiencia operativa mediante innovación tecnológica y logística.

En 2021, el autotransporte de carga representó más del 74% del movimiento terrestre de mercancías en México. El sector transporte es considerado el principal emisor de Gases de Efecto Invernadero (GEI), principalmente CO2.

Datos de la Agencia Internacional de Energía indicaron que en 2020 el transporte aportó 24% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía.

Transición hacia cero emisiones

Ernesto del Blanco, Director General de ELAM-FAW TRUCKS México, afirmó que el sector debe liderar con vehículos cero emisiones.

Estudios globales señalan que la adopción de camiones eléctricos podría reducir hasta 50% las emisiones del transporte por carretera. La implementación paulatina de tecnologías limpias proyecta beneficios ambientales y eficiencia operativa para las empresas transportistas.

Emisiones en México

El Informe de Actualización del Inventario Nacional de Emisiones (INECC, 2023) reportó 137.2 MtCO2eq por autotransporte en 2019.

Se calcula que las emisiones del sector transporte alcancen 233.1 MtCO2eq en 2030 y 269.8 MtCO2eq en 2050. Estos valores reflejan la necesidad de adoptar medidas disruptivas que reduzcan la huella de carbono del transporte terrestre.

Proyección futura del transporte

Si las tendencias actuales continúan, la demanda mundial de transporte de carga por carretera se duplicará para 2050.

Este incremento generará un aumento proporcional en las emisiones, salvo que se implementen vehículos y prácticas sostenibles. La transición hacia energías limpias es menos desarrollada en transporte de carga, pero existen alternativas tecnológicas disponibles.

Normativa y responsabilidad empresarial

Desde 2025, la norma NOM‑044-SEMARNAT obliga al transporte pesado a adoptar tecnologías limpias, con estándares Euro VI | EPA 10. Ernesto del Blanco indicó que transportistas y ensambladoras deben implementar estrategias complementarias que reduzcan significativamente emisiones de CO2.

La combinación de vehículos eléctricos, eficiencia logística y mantenimiento preventivo representa acciones concretas frente al cambio climático.

Beneficios de la electrificación

El uso de camiones eléctricos disminuyó emisiones, contaminación acústica y gasto de combustible en pilotos internacionales.

El sector observa que la inversión en infraestructura de carga y capacitación técnica es fundamental para el éxito de la transición. Proyectos de electrificación en México se enfocaron en corredores industriales y rutas de alta densidad para maximizar el impacto ambiental.

Iniciativas complementarias

Algunas empresas incorporaron sistemas de monitoreo de rutas, conducción eficiente y telemetría para reducir consumo energético.

Estas acciones permiten optimizar la logística, disminuir tiempos de entrega y reducir el impacto de emisiones en ciudades y regiones. El desarrollo de estaciones de carga eléctrica en autopistas y patios logísticos se posiciona como prioridad estratégica.

Colaboración público-privada

El gobierno federal y asociaciones del sector transportista realizaron acuerdos para promover incentivos fiscales y apoyos técnicos.

El cumplimiento de regulaciones ambientales se acompaña de programas de capacitación para operadores, ingenieros y técnicos especializados. Estas estrategias buscan que la transición hacia vehículos sostenibles se adopte de manera integral y escalable.

Impacto social y económico

La electrificación del transporte de carga genera oportunidades de empleo en tecnología, mantenimiento y operación de nuevos vehículos.

Se estima que la reducción de emisiones también contribuirá a mejorar la calidad del aire en zonas urbanas e industriales. Además, la adopción tecnológica fortalece la competitividad de México frente a mercados internacionales que exigen estándares verdes. –sn–

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