Susumu Kitagawa gana el Nobel de Química 2025 y promueve innovación ambiental. Ciencia y aire limpio
Por Martín García | Reportero
El desarrollo de nanoceldas flexibles capaces de retener partículas contaminantes resultó clave para mejorar la calidad del aire y eliminar gases tóxicos, explicó el ganador del Premio Nobel de Química 2025, Susumu Kitagawa, durante una conferencia impartida a la comunidad científica.
El investigador destacó que vivimos en una era geográfica moldeada por la acción humana, donde las tecnologías consumen energía y liberan gases nocivos. Subrayó la urgencia de crear materiales capaces de controlar esas emisiones, a las que definió como “oro invisible”.
Desde el auditorio del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, el químico japonés explicó que el aire contiene elementos esenciales como carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno, pero las partículas contaminantes generadas por procesos industriales representan un riesgo directo para la salud humana.
Era del gas y tecnología
En su conferencia a distancia titulada Marco dinámico: La química de la transformación y empoderamiento, Kitagawa sostuvo que la humanidad atraviesa “la era del gas”. Señaló que las partículas invisibles y tóxicas redujeron la calidad de vida, por lo que se requería desarrollar tecnologías de separación molecular para limpiar el ambiente.
El investigador de la Universidad de Kyoto explicó que su trabajo con nanomateriales comenzó durante su formación universitaria. Recordó con orgullo que su alma máter ha formado a cuatro galardonados con el Nobel: Kenichi Fukui, Ryoji Noyori, Akira Yoshino y ahora él, en 2025.
Su primera investigación se centró en comprender las estructuras dinámicas de los metales. Inspirado en la arquitectura del templo Kiyomizu, en Kyoto, diseñó estructuras en forma de cubos de un nanómetro, capaces de capturar moléculas diversas dentro de sus redes tridimensionales.
Evolución de los MOF
En 1992, Kitagawa exploró estructuras moleculares porosas sin prever su utilidad inmediata. Usó iones de cobre como base, unidos por moléculas grandes, aunque las primeras versiones fueron inestables. Sin embargo, estas pruebas marcaron el inicio de las futuras estructuras metalorgánicas conocidas como MOF.
Cinco años después, en 1997, perfeccionó la técnica empleando iones de cobalto, níquel y zinc, junto con la molécula 4,4’-bipiridina. Este avance permitió crear redes tridimensionales estables con canales abiertos, capaces de absorber gases como metano, nitrógeno y oxígeno.
En 1998, publicó su visión en el Boletín de la Sociedad Química de Japón, donde presentó los beneficios de los MOF. Destacó que podían generarse a partir de distintas moléculas, lo que ofrecía un campo amplio para la integración de nuevos compuestos con fines ambientales.
Materiales del futuro
Posteriormente, observó que las estructuras podían elaborarse con materiales blandos y bloques moleculares flexibles, lo que les confería gran maleabilidad. Este hallazgo consolidó la base de los nuevos materiales inteligentes aplicables a la captura de contaminantes y gases tóxicos.
Actualmente, Kitagawa trabaja en la cuarta generación de estos materiales, producidos a bajo costo y en colaboración con múltiples universidades internacionales. Su investigación contribuyó a la creación de soluciones sostenibles para reducir los efectos de la contaminación atmosférica.
En su mensaje final, expresó que el éxito científico dependía de tres factores: la perseverancia, la determinación y un poco de fortuna. Aseguró que la constancia resultó fundamental para lograr avances tangibles en beneficio de la humanidad. –sn–


¡Conéctate con Sociedad Noticias! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.
También, te invitamos a que te sumes a nuestro canal de información en tiempo real a través de Telegram.

