Las autoras narraron experiencias de vida y mostraron caminos posibles hacia la igualdad. Voces que abren camino.
Por Gabriela Díaz | Reportera
Un encuentro en la casa de la Universidad de la Comunicación reunió a seis autoras que expusieron los aprendizajes incluidos en el libro “Mujeres que rompieron el techo de cristal”, y convirtió el recinto en un espacio de memoria y análisis social.
Relataron que romper el techo de cristal significó desafiar estructuras que intentaron condicionar sus decisiones desde la infancia. Afirmaron que enfrentar límites culturales y profesionales configuró un punto de partida común para las historias recopiladas en la obra.
El volumen integró los testimonios de quince mujeres que enfrentaron barreras visibles e invisibles y unió perspectivas que coincidieron en la idea de que ninguna condición definió su destino. Las autoras señalaron que los techos internos, como los miedos o las culpas, fueron tan determinantes como los obstáculos externos. Todas explicaron que la construcción colectiva y la confianza personal permitieron transformar situaciones adversas en trayectorias profesionales y comunitarias.
La doctora Patricia Olamendi describió una infancia marcada por carencias económicas y abandono paterno, y explicó que su trayectoria se sostuvo en la disciplina y la resiliencia. Relató que su experiencia desmintió la noción social de que las mujeres exitosas encontraron siempre un camino sencillo. Añadió que la paridad y las medidas 3 de 3 contra agresores representaron apenas puntos iniciales para exigir responsabilidad a deudores alimentarios y violentadores.
Trayectorias y resistencias
La doctora María Luisa Flores del Valle afirmó que ascendió en espacios donde en múltiples ocasiones fue la única mujer presente y expuso que esa soledad evidenció desigualdades estructurales.
Compartió que su dirección en redes educativas y empresariales fortaleció la convicción de que los logros colectivos ampliaron oportunidades para generaciones futuras. Recordó que el propósito central de su aportación consistió en construir bases de educación, comunidad y liderazgo.
La académica Mercedes Civarolo explicó que los techos de cristal operaron tanto en instituciones como en la vida interna de cada mujer y puntualizó que las creencias limitantes ejercieron presiones profundas. Expuso que su capítulo reunió estrategias vinculadas al autoconocimiento y al desarrollo de inteligencia emocional y contextual. Aseguró que esos recursos permitieron transformar escenarios adversos en procesos de fortalecimiento personal.
La comunicadora Sylvia Sánchez Alcántara relató que defendió su autonomía ante presiones familiares, profesionales y matrimoniales y señaló que esas experiencias impulsaron proyectos de alcance internacional. Explicó que la comunidad Retos Femeninos reunió a más de un millón de mujeres interesadas en información y redes de apoyo. Indicó que los mensajes públicos influyeron directamente en la permanencia de estereotipos o en su modificación. –sn–


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