Sondeo reveló deseos de recuerdo afectivo y ausencia de prevención funeraria. Percepción sobre la muerte.
Por Gabriela Díaz | Reportera
Santa Gloria Velatorios realizó un sondeo nacional para conocer cómo las personas quisieron ser recordadas y cómo enfrentaron la conversación sobre la muerte. La empresa detectó que la mayoría expresó emociones contrarias entre cercanía cultural y rechazo cotidiano frente al tema. El estudio mostró que la idea de muerte permaneció ligada a incomodidad, enojo o tristeza, aunque en algunos casos apareció humor o indiferencia.
El análisis mostró que muchas personas evitaron hablar del final de la vida porque lo asociaron con mala suerte, supersticiones o la creencia de que faltaba mucho tiempo. Esta reacción se encontró acompañada de recuerdos de familiares fallecidos y de experiencias personales que generaron resistencia. El estudio confirmó que abordar directamente el tema causó tensión debido a la falta de herramientas para conversar sobre él.
En la presentación del informe, el director de la compañía, Manuel Ramírez, señaló que Santa Gloria Velatorios buscó entender el sentir de sus clientes a través de preguntas periódicas. Explicó que la empresa intentó acercarse con sensibilidad para romper mitos que dificultaron un diálogo sano sobre la muerte. Indicó que la prevención funeraria requirió información clara para reducir temores arraigados.
Conversación necesaria
La empresa invitó a las personas a abrir conversaciones familiares que permitieran enfrentar el tema sin temor. La campaña Santo Remedio se creó para promover un acercamiento cotidiano hacia la planeación del final de la vida. El propósito consistió en normalizar la reflexión y generar tranquilidad sobre decisiones que suelen postergarse.
El sondeo mostró que iniciar la conversación fue el paso más complejo, pero también el que ofreció mayores oportunidades de comprensión. Las preguntas sobre cómo deseó alguien ser recordado ofrecieron información sobre su visión de vida y sus prioridades afectivas. Las respuestas abrieron caminos hacia temas de salud, bienestar emocional y vínculos familiares.
El reporte señaló que preguntas directas como “¿cómo quisiste ser despedido?” o “¿qué recuerdo quisiste dejar?” funcionaron como detonantes útiles. Estos diálogos ofrecieron pistas sobre necesidades emocionales que las familias no siempre expresaron. La empresa identificó que estas conversaciones fortalecieron vínculos y redujeron temores asociados al final de la vida.
Hallazgos del sondeo
Los resultados mostraron que 30% de los encuestados deseó ser recordado con amor por su familia. Otro 30% eligió ser visto como una persona trabajadora y comprometida con su entorno. Un 20% expresó que aspiró a quedar en la memoria como alguien bondadoso.
El informe afirmó que estas aspiraciones revelaron una conexión emocional profunda entre identidad, legado y memoria afectiva. La empresa subrayó que escuchar estas expectativas permitió comprender mejor la relación que las personas mantuvieron con el paso del tiempo. Este enfoque construyó un puente para tratar la muerte desde la claridad y no desde el miedo.
Un dato relevante fue que 70% de los participantes creyó que vivir más tiempo o morir en paz dependió de la fe, el cuidado personal o la estabilidad familiar. Sin embargo, ningún encuestado mencionó la prevención funeraria como mecanismo para alcanzar paz o seguridad. Según Manuel Ramírez, esta ausencia reflejó una brecha que la empresa buscó atender mediante información accesible. –sn–


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