Un ataque directo contra instalaciones de la Policía Estatal en Navolato expone la vulnerabilidad de las fuerzas de seguridad en un estado azotado por la violencia criminal.
SN Redacción
La tarde del sábado, Navolato, Sinaloa, fue escenario de un intenso operativo de seguridad tras el ataque armado a una base de la Policía Estatal Preventiva en la sindicatura de Villa Juárez. El ataque, que ocurrió alrededor de las 14:00 horas, dejó daños materiales en la fachada del edificio y en la caseta de vigilancia.
Testigos reportaron que las detonaciones duraron varios minutos, lo que generó pánico entre los habitantes de la colonia Manuel Gómez. Aunque no se registraron heridos, las autoridades no han logrado identificar a los responsables del atentado.
Tras el ataque, helicópteros sobrevolaron la zona mientras efectivos de la Guardia Nacional y militares instalaron un cerco de seguridad para intentar localizar a los agresores. Hasta el momento, no se ha emitido un reporte oficial que confirme las posibles motivaciones del incidente.
Fuentes extraoficiales indicaron que el ataque podría tratarse de una amenaza directa contra la corporación policiaca, una hipótesis que las autoridades aún no han corroborado. El silencio oficial ha generado preocupación entre la población y sectores de la sociedad civil.
Crisis de seguridad en Sinaloa
Sinaloa ha enfrentado un repunte en los ataques contra policías, posicionándose entre los estados con mayor índice de violencia contra las fuerzas del orden. En 2024, la organización Causa en Común documentó 16 policías asesinados en la entidad, una cifra que comparte con Nuevo León y Tamaulipas.
La violencia contra los uniformados alcanzó niveles alarmantes desde diciembre pasado, cuando se reportaron dos ataques letales en menos de un mes. El primero ocurrió el 18 de diciembre en el fraccionamiento Villas del Río, donde un agente de investigación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) fue asesinado a balazos.
El titular de la SSPC, Omar García Harfuch, lamentó el hecho y prometió que no quedaría impune. Sin embargo, a la fecha, los responsables no han sido detenidos, lo que refleja la complejidad para resolver casos de esta naturaleza en Sinaloa.
Ataques recientes intensifican el clima de inseguridad
El primer día de 2025 también se tiñó de sangre con el asesinato de un policía municipal en la sindicatura de Aguaruto, en la ciudad de Culiacán. El agente fue atacado a balazos en la colonia Luis Donaldo Colosio, un área marcada por la disputa entre grupos criminales como los Chapitos y los Mayiza.
Estos hechos reflejan el aumento de la inseguridad en Sinaloa, un estado que durante décadas ha sido epicentro del narcotráfico y de enfrentamientos entre cárteles rivales. Los ataques directos contra las fuerzas de seguridad se han convertido en un desafío constante para las autoridades.
A pesar de los operativos realizados por la Guardia Nacional y las fuerzas armadas, la percepción de inseguridad en el estado continúa creciendo. Los habitantes de regiones como Navolato y Culiacán enfrentan un clima de incertidumbre que afecta su vida cotidiana.
El papel de las autoridades ante la violencia
El gobierno estatal y las fuerzas federales han sido criticados por su aparente incapacidad para frenar la violencia. Aunque se han realizado despliegues masivos de efectivos y operativos en zonas de alto riesgo, los resultados han sido limitados.
Para expertos en seguridad, como María Elena Morera, presidenta de Causa en Común, la falta de coordinación entre niveles de gobierno es uno de los principales factores que obstaculizan el combate a la violencia. Según su análisis, se requiere una estrategia integral que no solo contemple la fuerza, sino también la prevención y la reconstrucción del tejido social.
Por su parte, el titular de la SSPC, Omar García Harfuch, reiteró su compromiso con la seguridad del estado. No obstante, los recientes ataques han puesto en entredicho la efectividad de las acciones implementadas por su dependencia.
La sombra del narcotráfico en Sinaloa
El estado de Sinaloa continúa siendo un bastión del narcotráfico en México. La lucha entre cárteles por el control del territorio ha dejado un saldo de violencia que afecta tanto a civiles como a policías. En este contexto, las fuerzas del orden se enfrentan a una constante amenaza.
Los recientes ataques en Navolato y Culiacán son una muestra de la impunidad con la que operan los grupos criminales. Para los especialistas, la solución requiere un enfoque multifacético que involucre tanto el combate frontal como políticas de desarrollo económico y social.
La ciudadanía, por su parte, exige mayor transparencia y resultados concretos por parte de las autoridades. La presión social ha llevado a algunos actores políticos a pronunciarse por la implementación de nuevas estrategias de seguridad. –sn–

