Con una reducción drástica de destinos y una flota limitada, la aerolínea estatal revive cuestionamientos sobre su viabilidad.
Por Deyanira Vázquez | Reportera
A poco más de un año de su relanzamiento, Mexicana de Aviación ha comenzado a atravesar un periodo de incertidumbre. Recientemente, la empresa eliminó ocho de sus rutas programadas, lo que deja su operación limitada a diez destinos principales dentro del país, según informes de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).
La aerolínea, impulsada como un proyecto emblemático por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, había prometido operar 20 destinos, pero su inicio dependió de una flota inicial de solo tres aeronaves proporcionadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Estas medidas temporales resultaron insuficientes para cumplir con los objetivos planteados.
Un inicio con limitaciones estructurales
En diciembre de 2023, el gobierno recurrió al apoyo del Ejército para dotar a Mexicana de tres aviones provenientes de la Fuerza Aérea Mexicana. Sin embargo, estos aparatos no bastaron para garantizar el servicio completo, por lo que se buscó un acuerdo con Transportes Aéreos Regionales (TAR), una empresa en crisis financiera que contaba con una flota reducida de cinco aeronaves.
Mexicana firmó un contrato de arrendamiento húmedo con TAR, permitiendo que dos de sus aviones, junto con sus tripulaciones, operaran rutas clave como Acapulco y Villahermosa. Este acuerdo implicó un gasto de 333 millones 67 mil 238 pesos, de acuerdo con documentos obtenidos mediante una solicitud de transparencia dirigida al Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca, Maya, Mexica (GAFSACOMM).
TAR: un socio en dificultades
El convenio con TAR no estuvo exento de controversias. Desde 2022, la aerolínea regional acumuló más de 20 mil facturas pendientes por el suministro de turbosina, lo que generó un historial de impagos similar al de aerolíneas como Interjet y Aeromar, que fueron sancionadas en su momento. A pesar de esta situación, TAR continuó operando bajo un trato preferencial.
La salida de TAR como socio-operador de Mexicana ha generado nuevos cuestionamientos sobre la capacidad de la aerolínea estatal para atender las rutas regionales que no son cubiertas por compañías privadas. Estos mercados, considerados esenciales para la conectividad del país, forman parte de la promesa central con la que se justificó la reactivación de la marca.
Recortes y desafíos actuales
La reciente reducción de rutas evidencia la fragilidad operativa de Mexicana. La eliminación de destinos clave ha afectado directamente la cobertura prometida, limitando la conectividad hacia regiones que tradicionalmente han sido desatendidas por aerolíneas comerciales.
Actualmente, la flota operativa de Mexicana se compone de apenas dos aviones. Esto deja en entredicho la viabilidad de su modelo de negocio y la capacidad del Estado para sostener un proyecto que buscaba ser competitivo frente a las aerolíneas privadas.
Un futuro incierto para Mexicana de Aviación
Los problemas financieros y operativos que enfrenta Mexicana no solo afectan su capacidad de ofrecer un servicio confiable, sino que también generan dudas sobre el cumplimiento de las metas anunciadas por el gobierno. Analistas señalan que las dificultades para consolidar un modelo eficiente podrían limitar su crecimiento a largo plazo.
La falta de aeronaves suficientes, los costos elevados y las controversias con socios como TAR destacan los retos estructurales que enfrentan las aerolíneas estatales en un mercado altamente competitivo. Mientras tanto, los pasajeros se ven afectados por la reducción de opciones de viaje, especialmente en destinos regionales.
Mexicana de Aviación, una vez símbolo del liderazgo en la industria aérea mexicana, hoy lucha por mantener una operación que permita cumplir con las expectativas generadas por su relanzamiento. La viabilidad del proyecto depende de decisiones estratégicas que deberán tomarse en los próximos meses. –sn–

