Migrantes crean redes para protegerse del ICE.
Por Martín García | Reportero
Comunidades migrantes en Estados Unidos implementaron tecnología para prevenir redadas del ICE. Herramientas como Coquí e ICEBlock funcionan como alarmas digitales que buscan impedir detenciones arbitrarias por parte de agentes federales.
Durante el periodo más restrictivo de Donald Trump, cientos de migrantes usaron estas plataformas para informar ubicaciones de operativos. La medida surgió como respuesta al miedo generalizado y la desprotección legal que viven muchas personas sin documentos.
Óscar, migrante venezolano con estatus de protección temporal, afirmó que Coquí lo ayudó a esquivar inspecciones durante su jornada laboral. “Tengo miedo aunque esté legalmente aquí”, dijo en entrevista con CBS News. “He visto deportar a conocidos por simples inspecciones”.
Las aplicaciones no recopilan datos personales y promueven una red comunitaria de apoyo. A través de ellas, los usuarios pueden identificar negocios considerados “seguros” y rutas sin presencia migratoria.
Obstáculo o escudo
Coquí fue creada por Peter, activista que evitó revelar su apellido, motivado por el ausentismo de empleados tras redadas. Diseñó la aplicación para que funcionara sin dejar rastros y se volvió un símbolo de protección entre comunidades hispanas.
La herramienta debe su nombre a una rana puertorriqueña que emite sonidos de advertencia. “Defender a tus vecinos no es una amenaza, es un deber”, indicó en un comunicado el equipo desarrollador tras las críticas de autoridades.
Madison Sheahan, subdirectora de ICE, acusó que estas apps obstruyen operativos y podrían incitar actos violentos. No presentó pruebas que respalden esas afirmaciones, pero advirtió que se analizan acciones legales contra sus impulsores.
ICEBlock es otra aplicación ampliamente utilizada. Superó el millón de descargas en menos de un año. Alertas comunitarias permiten visualizar presencia de agentes en un radio de ocho kilómetros, lo cual fortalece la autoprotección.
Consecuencias legales y laborales
ICEBlock provocó efectos colaterales. Carolyn Feinstein, exempleada del Departamento de Justicia, perdió su empleo tras revelarse su vínculo sentimental con Joshua Aaron, creador de la aplicación.
Funcionarios argumentaron que estas plataformas fomentan la evasión, aunque sus desarrolladores insisten en que la mayoría de los usuarios no tiene antecedentes penales y busca únicamente evitar detenciones injustificadas.
Un informe publicado por el Los Angeles Times expuso que el 70 por ciento de los detenidos durante redadas masivas en California carecía de condenas. Más de la mitad nunca fue acusada de ningún delito.
Su única falta consistió en no contar con documentación migratoria regular. Según abogados consultados, se trata de una infracción administrativa, no de una conducta criminal, por lo que las detenciones se consideran desproporcionadas.
Los desarrolladores de estas apps aseguran que su objetivo no es oponerse a la ley, sino ofrecer medios para que las personas puedan desplazarse con menos miedo y protegerse en un entorno cada vez más hostil.
Diversas organizaciones civiles en ciudades como Houston, Chicago y Los Ángeles promueven el uso de estas herramientas, al considerar que refuerzan la comunicación y el tejido social entre migrantes.
Red de apoyo tecnológica
En los últimos años, iniciativas similares surgieron en barrios latinos donde se incrementó la vigilancia. Grupos comunitarios organizaron entrenamientos para enseñar a usar las apps y activar protocolos de emergencia.
La tecnología también permitió recopilar datos sobre operativos frecuentes y zonas de mayor riesgo, lo cual se compartió con defensores legales y medios de comunicación para visibilizar abusos.
Usuarios señalaron que las aplicaciones no reemplazan el acompañamiento legal, pero ofrecen una primera línea de defensa para evitar detenciones arbitrarias. La mayoría de las alertas se activa en tiempo real por miembros verificados.
En tanto, agentes de ICE han manifestado su preocupación por la filtración de sus rutas. Algunos sindicatos policiacos exigieron al Congreso medidas que prohíban estas plataformas y sancionen a sus creadores.
Aumenta vigilancia tecnológica
Pese a las amenazas legales, Coquí e ICEBlock continúan en operación. Sus desarrolladores reiteraron que no violan normas y respetan la privacidad de los usuarios, pues no almacenan información personal.
Organizaciones como Mijente y Raíces Texas ofrecieron respaldo jurídico para proteger a quienes colaboran con estas plataformas. Abogados defensores recordaron que alertar sobre operativos no constituye delito.
Con el avance de la inteligencia artificial y la geolocalización, expertos advierten que vendrán nuevos desafíos. Mientras tanto, miles de migrantes confían en sus celulares para mantenerse informados y evitar detenciones.
Las aplicaciones también incluyen información sobre consulados, abogados gratuitos y derechos legales. Se han convertido en herramientas de supervivencia que, pese a las críticas, continúan extendiéndose por todo el país.
Las autoridades federales no han presentado acciones judiciales formales contra estas apps. Sin embargo, analistas prevén que bajo próximas administraciones podrían endurecerse las medidas de control digital. –sn–


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