El Hospital Universitario La Luz ha incorporado esta técnica no invasiva de neuromodulación para mejorar la recuperación del lenguaje y la movilidad en pacientes que han sufrido un ictus
Por Deyanira Vázquez | Reportera
El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, se produce cuando se interrumpe de forma brusca el flujo sanguíneo al cerebro, ya sea por la obstrucción de una arteria (ictus isquémico) o por la rotura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). Esta falta de riego provoca la muerte de las neuronas en las zonas afectadas y puede tener consecuencias graves e inmediatas.
Se trata de una emergencia médica y una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en los adultos. En España se diagnostican más de 100.000 casos al año, y uno de cada tres pacientes presenta secuelas funcionales que afectan su autonomía y calidad de vida.
El ictus puede dejar secuelas importantes que afectan tanto al movimiento como al lenguaje. "En muchos casos, los pacientes experimentan pérdida de fuerza o movilidad en brazos y piernas, así como trastornos del lenguaje conocidos como afasia, que dificultan su capacidad para comunicarse", explica el doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz.
Con el objetivo de potenciar la recuperación funcional de los pacientes, el hospital ha incorporado recientemente una tecnología de vanguardia: la neuromodulación no invasiva mediante estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS). –sn–

