La empresa cordobesa, pionera en el sector del ajo, aplica por primera vez esta práctica sostenible, casi en desuso, a su producto estrella
Por Vera Martín del Campo | Corresponsal
Con la proximidad de la Navidad, una época en la que vuelven a tomar protagonismo las tradiciones y los oficios, Ajos La Abuela Carmen ha querido poner en valor la técnica agrícola del trenzado del ajo. Un oficio histórico que se encuentra hoy en riesgo de desaparición ante la falta de relevo generacional y la mecanización de los procesos.
Lo extraordinario es que, por primera vez, este trenzado artesanal se aplica al ajo negro. La responsable de marketing y ventas de La Abuela Carmen, Natividad Vaquero, explica cómo lo han realizado: "primero se hace la trenza cuando se recoge el ajo y los tallos están frescos.
Luego se convierte el ajo en ajo negro, un proceso de maduración que se consigue aplicando humedad y calor de forma natural durante unos 40 o 50 días en cámaras".
Asimismo, Vaquero destaca la importancia de preservar este conocimiento: "trenzar ajo es un oficio que se aprende con paciencia y tiempo. Hay que sentir el peso de cada cabeza, saber cómo girarla, cómo darle caída. Que esta técnica siga viva depende de que la enseñemos y la practiquemos". –sn–

