Por Fernando Rubio Quiroz*
Es bien sabido en la política, la majestuosidad con la que la nueva alcaldesa se presentó ante la ciudadanía y los medios de comunicación.
Aún así, de lo que no se ha hablado es sobre el atropello en contra de las mariposas que fueron liberadas en honor de la gran señora, como si de una boda se tratara.
Y aunque fuera un evento religioso-formal, no hay justificación para haber sometido a los lepidópteros a una muerte cruel causada por decenas de fuegos artificiales.
Estos lindos insectos fueron sometidos a una forma de maltrato al encerrarlos en cajas y, posteriormente, esperar su vuelo obligado.
Las mariposas estresadas y cansadas se intentan liberar en las condiciones menos propicias que podrían encontrar en un medio urbano.
Sumado a esto, la extravagancia del evento de la alcaldesa causó que dichos insectos fueran intoxicados y quemados, encontrándose sus diminutas alas a lo largo de la alfombra roja.
Por si fuera poco, es de temer que la funcionaria se haya manifestado en pro de los animales e, incluso, tenga la propuesta de una agenda en este rubro, después de semejante espectáculo de crueldad.
Es muy claro que no actúa en consecuencia a su agenda política y, es más, no consideró a las mariposas como animales sintientes y con derechos.
Por lo que se debe exhortar a esta mujer a reformular su actuar en pro y beneficio de cualquier forma de vida. No dejará de ser una «mariposa de barrio».
* Maestro en Geo Ciencias y Administración de Recursos Naturales y exdiputado federal.

