En 2022 México ocupó el noveno lugar del top ten de países con mayor número de internautas con 98 millones de usuarios conectadosz
Por Carlos Lara Moreno | Reportero
El uso excesivo de tecnologías en los ámbitos laboral, escolar y en la vida personal podría acarrear consecuencias negativas como el “tecnoestrés”, alertó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Erika Villavicencio Ayub, profesora de la Facultad de Psicología (FP), de la UNAM, destacó que el “tecnoestrés” es una alteración relacionada con manejo abusivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que podría provocar trastornos de ansiedad y cognitivos, problemas del sueño, dificultad de concentración, alteraciones de memoria, inseguridad, síntomas respiratorios, cardiovasculares y gastrointestinales, entre otras afectaciones.
Villavicencio Ayub explicó que si bien la tecnología es una herramienta poderosa “debemos prepararnos para emplearla de la mejor manera, a fin de que contribuya a elevar los niveles de éxito y evitar que nos provoque alteraciones en la salud”.
Estado psicológico negativo
El “tecnoestrés”, acotó, es el estado psicológico negativo derivado de la introducción y uso de las tecnologías y recordó que en 2022 México ocupó el noveno lugar del top ten de países con mayor número de internautas con 98 millones de usuarios conectados; además de ocupar los primeros sitios en América Latina con mayor conexión a la red de redes.
Recordó que la pandemia provocó la reconfiguración del uso de las TIC y en los últimos años se incrementó el porcentaje de población mayor de seis años y adultos que usan internet en 78 por ciento, principalmente Facebook y WhatsApp, así como búsqueda de información, movimientos bancarios, descargar algún software o interactuar con algún servicio de instituciones de gobierno.
Planteó que existen diversos tipos de tecnoestrés: tecnofatiga, que se observa más en la generación X (los nacidos entre 1965 y 1980) que emigró al uso de internet y los dispositivos tecnológicos, y que experimentan fatiga por las cargas de trabajo y estar expuestos al intercambio digital.
Miedo a usar la tecnología
Asimismo, la tecnofobia, que es la resistencia o miedo a usar la tecnología por la poca preparación que existe para ello; la tecnoadicción y, más recientemente, la tecnodependencia. Adicional a estas cuatro categorías existe una serie de trastornos que se documentan e investigan como el fomo (Fear of Missing Out, miedo a perderme algo), obsesión por estar conectado permanentemente para enterarme de lo que ocurre en el timeline de amistades o personas que se siguen en las redes.
De igual forma, el aislamiento social, que implica el alejamiento voluntario de los demás; el síndrome de vibración fantasma, cuando se cree que vibró o sonó mi celular y de inmediato buscamos el dispositivo y atendemos, pero no nos percatamos que no es cierto. Cada vez se eleva el porcentaje de las personas que creen sentirlo, en particular en la noche.
Otro síndrome es el sleep texting, donde las personas en fase avanzada de sueño hacen uso de sus dispositivos de forma inconsciente o casi dormidos, y la generación muda, que ocurre principalmente en millennials y centennial. Tiene que ver con aquellos cambios en la forma en que se comunican o hablan, aunque prefieren textear en lugar de hacer una llamada o interactuar de manera presencial. “Hemos perdido gran cantidad del vocabulario sustituyendo las palabras por imágenes o emoticones”.
Exceso de información superior
Puntualizó que la adicción al WhatsApp, una de las aplicaciones o red social de mayor uso, es otro de los síndromes, junto con la infotoxicación, exceso de información superior a la que nuestro cerebro puede asimilar. Y el phubbing, que consiste en ignorar a nuestros acompañantes o a quien tenemos al lado por concentrarnos en la tecnología (teléfono móvil).
“En la Facultad de Psicología hemos avanzado con paso firme y hoy contamos con instrumentos estandarizados para la población mexicana, los cuales miden tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia y que se aplican en otros países de América Latina con buenos resultados”, manifestó.
De acuerdo con la universitaria, hay que aprender a “desconectarnos” y a usar en forma adecuada los recursos digitales para potencializar el resultado que podamos obtener, sin la afectación de nuestra salud física y mental. –sn–


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