Imposible matemáticamente la democracia perfecta: académica de la UNAM

Matemáticamente es imposible la democrácia perfecta

Por Gabriela Díaz | Reportera

Elegir entre tres o más opciones complejiza un nombramiento, porque matemáticamente no hay manera de seleccionar algo que complazca a la mayoría, consideró la académica del Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Natalia Jonard Pérez.

“El problema sucede no tanto por el método (de votación), sino por el hecho de tener que elegir entre tres o más opciones, ahí es donde ocurren todos los problemas porque se pueden suscitar diversas situaciones”, planteó.

De acuerdo con la especialista, realizar una elección entre dos opciones es adecuado, porque solo puede ocurrir un empate o que alguien obtenga más de 50 por ciento de los votos y se declare ganador; pero pensemos cuando hay más.

Sistema de segunda vuelta

“Por eso, algunos países optan (electoralmente) por el sistema de segunda vuelta: se vota una primera vez por mayoría y se elige así a las dos opciones que tengan más sufragios; sin embargo, puede resultar también un procedimiento un tanto complejo”.

Al dictar la conferencia “Matemáticas y Democracia”, en ocasión del Proyecto Matequio para la Educación Matemática de la FC, afirmó que matemáticamente “la democracia perfecta es imposible”.

La denominada Paradoja de Condorcet -que lleva el nombre de Nicolás Condorcet (1743-1794), matemático, político y filósofo francés del Siglo de las Luces- buscaba una forma correcta de votar, al igual que otros matemáticos quienes notaron que los diferentes sistemas de sufragar podían presentar algunas patologías “que nos podían llevar a resultados no muy agradables”.

Sistema correcto para votar

Entre los matemáticos que participaron en la búsqueda de un sistema correcto para votar, Jonard Pérez recordó a Nicolás de Cusa (1401-1464); Jean Charles de Borda (1733-1799); Pierre Simon Laplace (1749-1827); y Charles L. Dodgson (Lewis Carroll) (1832-1898).

Fue hasta mediados del siglo XX cuando Kenneth Arrow, quien obtuvo el Premio Nobel de Economía 1972, demostró con su trabajo Teorema de Imposibilidad de Arrow, que no hay un sistema perfecto para votar. –sn–

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