Delfina Gómez Álvarez

Opinión | Plural | Xóchitl y la «cargada» de los comunicadores

Cuando en el pasado se “destapaba al tapado”, se “pronunciaba” por uno de los integrantes del gabinete presidencial quien había sido objeto del “dedazo” del presidente en turno; es decir, por el que el mandatario había decidido fuera quien lo debería sustituir.

Por Martín García                                                        

Cuando en el pasado se “destapaba al tapado”, es decir, cuando alguno de los tres sectores que conformaban al PRI (CTM-CNC-CNOP) -era común que lo hiciera Fidel Velázquez, dirigente de la CTM-, se “pronunciaba” por uno de los integrantes del gabinete presidencial quien había sido objeto del “dedazo” del Presidente en turno; es decir, por el que, el mandatario había decidido quien lo debería sustituir.

Cuando en aquel rito político se pronunciaba el nombre del “ungido” en un acto virtual; una suerte de quitarle la “capucha” a uno de los “tapados”, de entre quienes se esperaba fuera “el bueno”; en ese mismo instante sucedía otro fenómeno que se le conocía como “la cargada”.

Aquel personaje se convertía en el “hombre probo”, el que guiaría al país a buen destino los siguientes seis años. Todas las capacidades, conocimientos, atributos, inteligencia, amor por México, por los mexicanos, se le encontraban y se le reconocían.

Los políticos que no corrieron esa suerte de ser el “ungido”, el “bueno”, no les quedaba otra que desvivirse en halagos para quien habría de ser el “Señor Presidente”, claro, para seguir viviendo de los privilegios de ser parte del gobierno, porque “vivir fuera del presupuesto, es vivir del error”, se argumentaba con cinismo.

En días pasados algo similar ocurrió cuando de alguna manera desde la derecha se destapó a la senadora Xóchitl Gálvez para ser candidata de la alianza Va por México. Un buen número de políticos del PRI, PRD y sobre todo del PAN se “pronunciaron” por ella, pero la verdadera “cargada” vino de los articulistas y analistas que publican sus textos en diversos medios de comunicación.

De la noche a la mañana, le encontraron de atributos y capacidades a la política hidalguense. Sí, no se le puede negar que es una mujer inteligente, pero llama la atención, cómo es que le encontraron hasta ahora, y no antes, un cúmulo de cosas para convertirla como la “buena” de la alianza opositora de derecha, pero más aún como la que puede vencer a las “corcholatas” del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Hablan de “su presencia creciente”, cuando realmente esa “presencia” ha tenido que ver con ocurrencias, como vestirse de dinosaurio, encadenarse a una silla del Senado, presumir que se transporta en bicicleta, cuando sólo es para la foto y compartirla en sus redes, o ir a tocar una puerta de Palacio Nacional, pero no por alguna iniciativa seria, propia, en defensa de la población indígena, de la que dice es parte.

Cuando el “ungido” había sido destapado, nadie se atrevía, a recordar su pasado negro, sus corruptelas, sus incapacidades, sus incongruencias; era un santo, un Dios que nadie debería tocar.

A Xóchitl, desde luego, es entendible que quienes la postulen le encuentren cientos de atributos, la endiosen; igual que haya comunicadores que reconozcan las capacidades que pueda tener, pero es lamentable que haya analistas que como aquellos políticos del pasado, la califiquen como una mujer “proba”, y no se atrevan a cuestionarla.

Bien podrían discutir, ¿cómo es posible que ella que se dice ser de izquierda, progresista, se haya rodeado de quienes su propósito es volver al pasado, a un modelo que se formuló contra de quienes menos tienen, cuando ella misma ha dicho que está en contra de ese proyecto, porque ella es una mujer que viene de abajo, de familia pobre, y que es progresista y de izquierda?

* Periodista

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