La nutrición adecuada fortaleció el desarrollo infantil y generó mejores condiciones escolares.
Por Deyanira Vázquez | Reportera
La relevancia de la alimentación en la infancia quedó documentada en investigaciones que identificaron impactos directos en el crecimiento y en el desarrollo neurológico, y mostraron que la calidad nutricional incidió en la salud futura de manera consistente.
Especialistas explicaron que los hábitos formados en los primeros años permanecieron en la adultez, y detallaron que esta etapa funcionó como un periodo decisivo para crear patrones estables, y confirmaron que estos comportamientos influyeron en la salud general.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 (Ensanut 2021) reportó que uno de cada tres niños presentó sobrepeso u obesidad, y señaló que esa condición elevó el riesgo de enfermedades metabólicas, y advirtió que la situación exigió medidas de prevención efectivas.
Datos y contexto nacional
En este escenario, la empresa Danonino informó que buscó acompañar a familias mexicanas con materiales de orientación científica, y afirmó que su estrategia se centró en crear información accesible, y subrayó que esa herramienta pretendió fortalecer la comprensión pública sobre nutrición infantil.
La compañía sostuvo que desde hace años colaboró con especialistas en nutrición pediátrica, y comunicó que esa relación facilitó la elaboración de contenidos didácticos, y precisó que estos materiales ofrecieron guías básicas para padres y cuidadores.
La marca señaló que entre sus productos incluyó opciones elaboradas con ingredientes naturales, y afirmó que estos lácteos estuvieron fortificados con calcio y vitamina D, y explicó que ambos nutrientes participaron en procesos esenciales del crecimiento.
Postura de especialistas
La nutrióloga pediatra Claudia Talavera indicó que la nutrición infantil funcionó como una inversión de largo plazo, y expuso que los menores con alimentación adecuada desarrollaron capacidades cognitivas favorables, y sostuvo que esos avances influyeron en su rendimiento académico.
La especialista planteó que la conducta alimentaria dependió de la interacción familiar, y detalló que los niños replicaron modelos observados en casa, y explicó que esa dinámica consolidó preferencias alimentarias sostenidas.
Talavera añadió que las experiencias positivas alrededor de la comida impulsaron mayor disposición infantil, y precisó que esa relación influyó en su equilibrio emocional, y señaló que una guía estable favoreció trayectorias de salud más sólidas. –sn–


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