Por Regino Burrón Tacuche
¿Qué nos está pasando?
Llegué temprano para reunirme con un amigo en un restaurante de la colonia Roma.

Vi mi reloj y pensé que me daba tiempo para ir a realizar un depósito.
Me asomo a los cajeros automáticos y «chin» no hay para hacer depósitos.
Así que me dirijo al acceso de la institución bancaria un joven muy amable con careta, pistola para medir la temperatura y gel en otra mano me dice:
Con su teléfono tiene que copiar el QR y sacar su turno.
El acceso es infranqueable, pues hay una cinta roja que impide el acceso y del otro lado el empleado bancario
Así que resignado saco mi teléfono e trato copiar el código QR. Finalmente y tras varios intentos de acceso a la aplicación.
Pero oh mi sorpresa.
Me pide mi nombre completo, la sucursal en donde me encuentro, el tipo de transacción que voy a realizar y mi correo electrónico.
En ese momento pensé: hubiera ido al OXXO.

Una vez que regalo mis datos al banco, me permiten el acceso y me dicen que espere, me atenderán en la caja cuatro.
Me resigno y tomo asiento.
Las cajas están vacías, no hay clientes formados
Espero cinco, diez minutos, tomo valor y me aproximó a la caja cuatro para decirle que tengo el turno C 18.
La chica, malhumorada, me dice que va hacer.
Explico el motivo de mi presencia y después de dictarle el número de cuenta, realizó la transacción.
Salgo del banco pensando: Caray, qué complicado se ha vuelto la vida. ¿Será la pandemia? o que ya no hay manera de ser una persona anónima.
Camino a mi cita y me llama mi amigo y me dice que va retrasado 30 minutos
Bueno, mi próxima reunión es a las tres de la tarde, así que camino más tranquilo y me tomo una de esas tiendas departamentales ubicada en la calle de Colima.
Tengo la intención de ingresar para husmear y ver qué me gusta.
Me aproximé al acceso y un policía me mira fijamente desde que comienzo a caminar hacia la entrada.
En el otro extremo hay una persona con bata blanca -me pregunto- ¿Será un doctor? WOOW que lujo tener a un profesionista en una puerta.
Me mira y apunta su pistola hacia mí para medir la temperatura y desisto ingresar, vaya que complicado se ha vuelto la vida.


